La decodificación completa del genoma humano (2003) ha permitido, entre otras cosas, conocer las bases de ciertas enfermedades, de manera de detectarlas con anticipación. Algo similar ocurre cuando se decodifica el ADN de otras especies que, en el caso de los alimentos, tienen un importante valor comercial.

El último de estos en ser secuenciado es el durazno, gracias a una investigación internacional en la que participaron expertos de la U. de Chile y Andrés Bello, junto a científicos de Italia, Francia, EE.UU. y España.

La investigación arrojó que el durazno tiene un ADN diploide (dos pares de genes) y entre 25 y 28 mil genes.

"El mercado empieza a pedir nuevas variedades, para ello se utiliza el mejoramiento genético, con lo que se puede buscar características que les interesan. El desafío es encontrar los genes responsables de dar estos buenos atributos y el genoma es un avance tremendo", sostiene Ariel Orellana, director del Centro de Biotecnología Vegetal de la U. Andrés Bello y uno de los participantes del estudio.

El especialista explica que Chile tiene problemas con la exportación de algunas variedades al hemisferio norte, pues el viaje puede tardar hasta seis semanas, en el que la fruta sufre cambios que la hacen perder calidad.

"Cuando eso pasa, en el extranjero se empieza a asociar una mala característica con un nombre, y puede pasar del durazno chileno a la fruta chilena en general. Hay variedades más susceptibles y uno quisiera que la calidad no se perdiera con el viaje", indica. De hecho, al conocer el genoma de esta fruta, precisamente se podría mejorar, por ejemplo, su resistencia.

Información disponible

La información genética del durazno ya está disponible para los científicos. De hecho, hay varios laboratorios en el mundo que ya trabajan usando esta información, entre ellos, el Programa de Mejoramiento Genético de la U. de Chile.

El durazno es un árbol frutal de alto consumo en el mundo y una de las principales exportaciones de la industria frutícola chilena. Por lo mismo, la investigación internacional podría tener importantes repercusiones de cara a mejorar su calidad y productividad.