Cinco nuevas especies, cuatro peces y un tipo de erizo, fueron descubiertos en Isla de Pascua por científicos de la Academia de Ciencias de California y de la U. Católica. El hallazgo se realizó el mes pasado en el contexto de una inédita investigación. Hasta ahora los estudios marinos en los arrecifes se habían realizado en profundidades de 40 metros, pero ahora se llegó hasta 120 metros de profundidad.
"Isla de Pascua tiene una historia relativamente larga de la investigación realizada en sus arrecifes de coral poco profundos, pero esta es la primera vez que un equipo científico explora los arrecifes profundos", explica Luiz Rocha, ictiólogo (biólogo especializado en peces) de la Academia de Ciencias de California.
Alejandro Pérez-Matus, científico del Centro de Conservación Marina y la Estación Costera de Investigaciones Marinas de la UC, dice que hasta ahora se conoce el nombre del género al que pertenecen las especies, pero asignarles su nombre definitivo tomará algún tiempo.
Entre los hallazgos está una castañeta de la familia de los Pomacéntridos, cuya primera imagen la obtuvo un robot submarino que se utilizó en una expedición anterior. También hay peces del género Pseudanthias y Anatolanthias. "Cuando describamos estas y otras nuevas especies de peces de la expedición, elegiremos nombres rapa nui para honrar a la gente y la cultura local", señala Pérez.
Los primeros en conocer el descubrimiento fueron los integrantes de la Mesa del Mar (Te Mau o Te Vaikava o Rapa Nui), organismo que reúne a 20 agrupaciones locales de la isla. "Esto demuestra el respeto de parte del Alejandro y de su equipo hacia la isla (...) . Ha entendido durante sus años de trabajo acá, lo importante de la dimensión humana dentro del trabajo científico y es una manera de mantener vivo la memoria de grandes personas rapa nui que fueron pilar en su historia", dice Ludovic Burns Tuki, director ejecutivo de la Mesa, sobre la idea de bautizar a las especies locales.
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Pez del género Anatolanthias. Foto: Luiz Rocha/California Academy of Sciences[/caption]
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Pez de la familia de los Pomacéntridos. Foto: Luiz Rocha / California Academy of Sciences[/caption]
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Especies no descritas del génerp Pseudanthias. Foto: Luiz Rocha/California Academy of Sciences[/caption]
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Erizo del género Clypeaster. Foto: Rich Moodi/California Academy of Sciences[/caption]
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Pez del género Plectranthias. Foto: Luiz Rocha/California Academy of Sciences[/caption]
Coloración rojiza
Para describir una nueva especie se toman en consideración todas las características morfológicas y merísticas de un pez, es decir, número de espinas, aletas, escamas, patrones de coloración, entre otros. Además, se toman tejidos desde la agallas para su análisis genético y secuencia de su ADN. Una vez descrito, explica Pérez, cada la información se envía a una revista especializada donde se valida el registro de una nueva especie, entre otros trámites.
Las especies halladas se caracterizan por tener una tonalidad rojiza, esto porque a mayor profundidad hay menos luz, pero son las longitudes de onda rojas más largas que atenúan primero. "Esto puede explicar por qué muchos peces crepusculares, (tanto en Rapa Nui como en otros lugares), como esta nueva especie en el género Anatolanthias descubierto en la expedición, son de color rojizo. En ausencia de luz roja, son prácticamente invisibles", explica Pérez.
Ecosistema
Pasar los 40 metros de profundidad para investigar no es tarea fácil y se requiere de un equipo especializado. "Bucear a esas profundidades requiere mucho equipo, entrenamiento y logística, y por eso no se había hecho hasta ahora", dice Rocha.
Para sumergirse, los científicos debieron utilizar Rebreathers, un grupo de dispositivos de buceo autónomo (con un sistema de circulación cerrado) que permite estar más tiempo bajo el agua y a más profundidad.
"Lo más importante que el buzo no genera ruido (al respirar) y eso hace que los peces puedan acercarse más", explica Pérez.
El académico chileno añade que el medio en estudio es muy sensible y se conoce como ecosistema crepuscular o mesofótico. "Son arrecifes muy poco observados por el ser humano, a pesar que están a una profundidad para la que hay equipos para bajar, pero faltan programas de investigación para poder estudiar estos ambientes", señala.