Un raro grupo de personas en la Amazonía  peruana parece tener cierta resistencia natural a la rabia, una enfermedad  mortal si no se trata inmediatamente, indicaron científicos el miércoles.

La investigación publicada en la revista American Journal of Tropical  Medicine and Hygiene se basa en muestras de sangre de seis personas que dijeron  que nunca habían sido vacunados contra la rabia, pero mostraron "anticuerpos neutralizantes del virus de la rabia".

Este hallazgo, comprobado por primera vez, indica que algunas personas desarrollan una respuesta inmune que los científicos pueden estudiar para  buscar nuevas formas de tratamiento.

"La abrumadora mayoría de las exposiciones a la rabia que avanzan a la fase  de infección son mortales", dijo la principal investigadora, Amy Gilbert, del  Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas Emergentes y Zoonóticas de los  Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.

"Sin embargo, nuestros resultados abren la puerta a la idea de que puede haber algún tipo de resistencia natural o aumento de la respuesta inmune en  algunas comunidades regularmente expuestas a la enfermedad", dijo.

"Esto significa que puede haber formas de desarrollar tratamientos eficaces que pueden salvar vidas en zonas donde la rabia sigue siendo una causa persistente de muerte".

La investigación se realizó en dos comunidades remotas, Trueno Cocha y  Santa Marta, en el norte de la Amazonía peruana, donde las infecciones fatales de rabia causadas por mordeduras de murciélagos son comunes.

Entre las 63 personas estudiadas, siete resultaron tener en su sangre  anticuerpos neutralizantes del virus de la rabia. Sólo uno de los siete reportó haber recibido una vacuna contra la rabia que le habría generado anticuerpos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 55.000 personas mueren de rabia en todo el mundo cada año.

Los murciélagos originan la mayoría de las muertes de rabia humana en  Estados Unidos y Canadá, y la rabia en los murciélagos surgió recientemente  como una amenaza para la salud pública en Australia, América Latina y Europa occidental, según la OMS.

El período de incubación de la rabia varía de una semana a un año. Los síntomas a menudo comienzan con fiebre y una sensación de hormigueo en el sitio  de la herida, y luego avanzan a una inflamación del cerebro y la columna vertebral.

Los enfermos pueden morir de hemorragia cerebral, ataque al corazón o  parálisis muscular total. 

A cualquiera que crea que puede haber estado expuesto a la rabia se le insta a buscar inmediatamente a tratarse con una serie de vacunas que pueden protegerlo de una infección activa.

"Todos (los científicos) estamos de acuerdo en que casi todos los que experimentan los síntomas clínicos de la rabia mueren", dijo Gilbert.

"Sin embargo, es posible que nos estemos dejando fuera casos aislados en  zonas de alto riesgo, donde las personas están expuestas al virus de la rabia  y, por la razón que sea, no desarrollan la enfermedad".