Científicos marinos de California irán esta semana al centro del Pacífico Norte para estudiar la acumulación de desechos plásticos a lo largo de centenares de kilómetros de mar abierto, en un lugar denominado el "Gran Parche de Basura del Pacífico".

Un navío de investigación que transporta a un equipo de unas 30 personas, conformado por científicos, técnicos y tripulantes, se embarcó el domingo en una travesía de tres semanas desde el Instituto de Oceanografía Scripps, con sede en la Universidad de California, San Diego.

La expedición estudiará cuántos residuos -constituidos principalmente por pequeños fragmentos de plástico- se están acumulando en una gran zona de mar abierto conocida como el remolino del Pacífico Norte, cómo es distribuido ese material y cómo afecta a la vida marina.

EN UN MISMO LUGAR
Debido a corrientes oceánicas circulares que giran en el sentido de las agujas del reloj, los desechos terminan concentrados en una "zona de convergencia" de forma alargada de cientos de kilómetros de punta a punta, cerca de las islas de Hawai y a aproximadamente mitad de camino entre Japón y la costa oeste de Estados Unidos.

El estudio se concentrará en el plancton, otros microorganismos, peces pequeños y aves.

"La cuestión es qué clase de impacto están teniendo esos trozos de plástico en las pequeñas criaturas de los niveles inferiores de la cadena alimentaria oceánica", dijo el lunes Bob Knox, director interino de investigación en Scripps, después de que el barco pasara un día completo navegando.

El navío de 52 metros Nuevo Horizonte está equipado con un laboratorio para la investigación a bordo, pero los científicos también tomarán muestras para estudiarlas en tierra firme con más detalle.

PEQUEÑAS PARTICULAS DE PLASTICO
Poco se sabe sobre el tamaño exacto y el alcance de la gran zona de deshechos descubierta hace algunos años por pescadores en el Pacífico Norte.

Los desechos grandes, que se ven desde la cubierta de un barco, son pocos y están alejados entre ellos. La mayoría de ellos son pequeñas partículas de plástico suspendidas en la superficie marina o justo debajo de ella, lo que hace imposible detectarlas desde el aire o por medio de imágenes satelitales.

La zona de residuos se desplaza hasta 1.600 kilómetros de norte a sur dependiendo de las estaciones, e incluso llega más al sur durante los períodos en los que la temperatura del océano es más cálida de lo normal, según información de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés).

Además de los posibles daños a la vida marina por la ingestión de trozos de plástico, la expedición del equipo analizará si estos desechos pueden transportar otras partículas contaminantes, como pesticidas.

Otro punto a analizar será si organismos diminutos que acompañan a los deshechos podrían ser transportados a regiones distantes y convertirse en especies invasoras.