Científicos de la universidad canadiense Columbia Británica han conseguido manipular genéticamente un ratón para que resista la adicción a la cocaína, según publica hoy la revista científica británica Nature.
Con este experimento, liderado por Shernaz Bamji, los expertos demostraron que el consumo habitual de esta droga, altamente adictiva, responde más a una cuestión genética y bioquímica.
El ratón que manipularon los científicos tenía unos niveles mayores de una proteína llamada cadherina, que ayuda a las células a mantenerse unidas.
En el cerebro, esta proteína ayuda a reforzar la sinapsis o conexiones neuronales.
Aprender -incluso el 'placer' que provocan las drogas- requiere el fortalecimiento de ciertas sinapsis, y, por ello, la profesora Shernaz Bamji, pensó que un extra de cadheria en el cerebro haría al ratón más propenso a la adicción a la cocaína.
Pero Bamji y sus compañeros descubrieron todo lo contrario, tal y como publica hoy Nature.
Para realizar el experimento, los expertos utilizaron dos ratones, de los que solo uno fue manipulado genéticamente.
A los dos se les suministró cocaína en una caja claramente identificable, de tal manera que asociaran ese espacio con el consumo de la droga.
Después de suministrarles la cocaína durante varios días seguidos, los roedores eran libres de pasar tiempo en cualquiera de los compartimentos de la caja y, mientras que el ratón normal prácticamente gravitaba hasta el lugar donde había tomado la droga, el otro pasó la mitad de tiempo en ese compartimento.
Así, se comprobó que el ratón con más cadherina no había creado recuerdos fuertes de la sensación provocada por el estupefaciente.
Para entender el inesperado resultado del experimento, Bamji analizó el cerebro del ratón manipulado y concluyó que un extra de cadherina previene que un tipo de receptor neuroquímico se traslade desde el interior de las células a la membrana sinaptica.
Sin ese receptor, tal y como explica el artículo, es difícil para las neuronas comunicarse, por lo que la sinapsis no se ve reforzada y el 'recuerdo placentero' producido por la droga no se adhiere al cerebro.
"Previniendo el reforzamiento de la sinapsis, se previno que el ratón manipulado 'aprendiera' el recuerdo de la cocaína, por lo que se vuelve más resistente a convertirse en adicto", señaló la coautora del estudio, Andrea Globa.
El descubrimiento demuestra que las personas que sufren problemas de adicción tienden a tener unas mayores mutaciones genéticas relacionadas con la cadherina y la adhesión celular.
Además, los expertos sostienen que este tipo de estudios ponen de manifiesto la importancia de los componentes bioquímicos en las personas adictas y pueden ayudar a predecir que personas son más vulnerables a los efectos de las drogas.