Más de medio millar de personas, entre bomberos y soldados, continuaban hoy luchando contra el incendio que ayer cobró la vida de cuatro bomberos en la provincia española de Tarragona, en el noreste del país, y que ha arrasado ya unas 800 hectáreas.

Las llamas seguían por la mañana sin control en la localidad Horta de Sant Joan, después de una noche en la que cerca de un centenar de dotaciones trabajaron para evitar que creciese el perímetro del incendio.

"Hay dos flancos abiertos y no pueden acceder los coches de bomberos", explicó a la Cadena Ser el consejero de Interior del gobierno regional de Cataluña, Joan Saura. Entre otros, un centenar de bomberos, cerca de 200 miembros de la Unidad Militar de Emergencias (UME), aviones y helicópteros intentaban controlar el fuego antes de que volviese a soplar fuerte el viento por la tarde.

"Se trabaja a contrarreloj, aunque con el peligro de que el viento cambie, ya que las condiciones son similares a las de ayer", manifestó la ministra de Defensa, Carme Chacón, de cuyo Ministerio dependen los soldados de la UME que combaten las llamas.

De las aproximadamente 800 hectáreas calcinadas, 400 pertenecen a un parque natural y el resto se encuentra en un espacio de interés natural. El incendio obligó también a cortar carreteras.

Los cuatro bomberos que murieron el martes se vieron rodeados de forma inesperada por las llamas cuando el viento cambió de dirección. Otros dos resultaron heridos y hoy recibieron en el hospital la visita del presidente regional de Cataluña, José Montilla.