Atres cuadras de la plaza que divide La Florida con Puente Alto, hay dos buses. Uno rojo y otro azul. El primero dice el nombre de la comuna y el otro no tiene nada escrito. Ambos están dedicados a traer y llevar a la gente, cerca de setenta personas, la mayoría mujeres, que portan banderas rojas y carteles de cartón con impresos que llevan el apellido del candidato de Chile Vamos, Sebastián Piñera.
La cita era a las diez de la mañana y 15 minutos después aparecen los alcaldes de La Florida y Puente Alto, Rodolfo Carter y Germán Codina, respectivamente, recorriendo Gerónimo de Alderete, calle emblemática entre ambas comunas. Tras ellos va, recién bajado de un auto en el que llegó con su chofer y sus escoltas, el ex presidente Piñera junto a la diputada Marcela Sabat y, como si no bastara con uno, dos de los casi 50 corpóreos del empresario que circulan por Chile con el que, en medio de la gente que se les abalanza, se saluda cálidamente, como si realmente tuvieran algo en común.
El candidato no es recibido con solemnidad republicana. Las mujeres lo aplauden, lo abrazan, se le abalanzan, le piden que les dé la mano y algunas suspiran mirando al pack de autoridades que han llegado al lugar para anunciar el plan de transportes tercer milenio que pretende acabar con el Transantiago y crear una línea nueva de Metro que atraviese las dos comunas. "Yo votaré por él porque es tan bueno", dice Carolina Ramírez.
La caminata hacia la zona residencial donde se van a hacer los anuncios se paraliza por un minuto. Sebastián Piñera se ha enredado con su propia parka roja: no sabe cómo tirar el elástico que aprieta la parte de abajo y pareciera que tampoco cómo subir el cierre. "Se me atascó, parece", le dice a Sabat quien lo socorre y lo arregla. La parka que el candidato lleva puesta es, al parecer, parte del outfit piñerista, una quincena de personas que lo acompaña, hombres y mujeres, visten prendas similares con el apellido del ex presidente. También traen puestos gorros, poleras, cortavientos y llevan banderas y carteles con el eslogan "Tiempos mejores".
Tras los escoltas el público y los medios se apostan para oír y observar el discurso de Sebastián Piñera. No todos se hacen notar: de los cinco que hay uno que anda con un gorro, un polerón verde y una mochila negra, pero en el cuello se le puede ver un cable del aparato de seguridad con el que se comunican los escoltas entre ellos.
El hombre que lidera las encuestas presidenciales ese día está muy serio. Muy distinto a como se lo vio este miércoles en el programa Candidato llegó tu hora de TVN, donde respondió risueño a las preguntas del conductor Juan Manuel Astorga, que no estaba tan contento porque quería más respuestas; bromeó con el humorista y panelista del espacio Bombo Fica y confundió a Denisse Malebrán con Begoña Basauri. "Vuelven las piñericosas, que por lo demás a mí me causaban mucha gracia. Algunas son verdad, otras mito, pero me alegraban la vida y ojalá a otros también", dijo en ese momento.
La razón de su seriedad puede ser que el plan de transportes es el anuncio estrella de su candidatura y mientras lo anuncia, hace críticas al actual gobierno, sin detenerse ante los gritos y aplausos. El anuncio de una nueva línea de Metro saca aplausos y genera una jocosa discusión entre quienes llegaron en el bus de La Florida y el bus azul que, moviliza a quienes vienen de Puente Alto. A todos los une un fuerte "Piñera presidente".
El tono festivo se acaba rotundamente cuando los periodistas empiezan a hacer preguntas. Una de ellas le pide al ex presidente-candidato su opinión por los comentarios de Alejandro Guillier, quien dijo que el legado de su gobierno fue "concentrar la riqueza". La gente se enoja. Pifian a la periodista y gritan molestos: "¡Guillier mentiroso!" y "su plata no tiene nada que ver", lo que demora la réplica de Piñera.
Tras el anuncio y la ronda de preguntas, los buses se acercan al lugar pero nadie se sube. Todos quieren tocar al ex presidente, sacarse fotos con él o darle un beso. Él pide entre tirones que tengan cuidado y luego se sube al auto que lo espera. Una mujer robusta toca el vehículo. "Con esto me conformo", dice.
Mientras, una mujer vestida con el outfit piñerista mira desde una esquina la partida del ex presidente. "Oye, tenemos que devolverle a la Chantal estos los palitos", le dice a su amiga apuntando las banderas de su candidato.