Cierran complejo de salas de cine en Lima por discriminación racial
La medida se tomó en un complejo en el exclusivo barrio de Miraflores luego que a un campesino, vestido a la usanza tradicional, se le impidiera reingresar a su sala tras ir al baño porque, según testigos, una persona como él no tendría dinero para pagar una entrada.

Las salas de cine del centro comercial limeño Larcomar, frecuentadas mayoritariamente por personas de clase alta y media alta, fue clausurada por siete días por la discriminación racial a que se sometió a un campesino de los Andes, informó la municipalidad de Miraflores, que tiene la jurisdicción.
"Existió un acto discriminatorio. Todo lo declarado por UVK (la empresa encargada de los cines) no logró desvirtuar los hechos concretos", dijo el gerente de Fiscalización de Miraflores, Carlos Llerena, al explicar la medida.
El caso, que generó un gran debate en el país, ocurrió la semana pasada, cuando a Ricardo Apaza, un campesino de 21 años vestido a la usanza del departamento de Cusco, se le impidió reingresar en la sala de la que había salido para ir al baño, con el argumento, según testigos, de que una persona como él no tendría dinero para pagar una entrada.
Los dos amigos que habían invitado a Apaza al cine, uno de ellos extranjero, formaron un escándalo que se extendió por todo el país y desató una nueva ola de indignación contra el racismo. El joven, un artesano de la comunidad Qeros, a las que se considera una de las más ligadas al Perú prehispánico, había viajado a Lima para conocer la capital.
UVK ha dicho que los empleados no trataron mal al campesino y se limitaron a pedirle una contraseña que supuestamente se les entrega a quienes salen de la sala. La explicación generó más controversia, pues centenares de personas que frecuentan el lugar señalaron en las redes sociales que no existe tal contraseña.
Los argumentos del gerente de las salas, Alejandro Figueroa, complicaron más el caso, pues se refirió a Apaza como alguien que no sabe hablar, lo que hizo extensivo a "los provincianos".
En las redes sociales los usuarios hicieron énfasis en que los cines de Larcomar son frecuentados por turistas que no hablan español y los empleados hacen todos los esfuerzos por complacerlos, lo que según la investigación se le negó a Apaza, cuyo castellano es limitado por ser quechuahablante, pero suficiente para hacerse entender.
Larcomar, un moderno complejo comercial y de recreación de cara al océano Pacífico, frecuentado en gran parte por personas adineradas y turistas, ha sido en reiteradas ocasiones acusado de discriminar a las personas de aspecto campesino o indígena, a las que se les niega sin argumentos una entrada que es libre.
El fenómeno es extensivo a gran parte de Miraflores, un distrito clásico poblado en buena proporción por personas de alto poder adquisitivo, por lo que la municipalidad obliga a los locales de cualquier tipo a colgar un letrero que dice que está prohibida toda forma de discriminación.
Analistas coinciden que el racismo de pequeños grupos "blancos" del Perú hacia los demás grupos étnicos frena el desarrollo de esa nación, pues es un obstáculo para que todos se sientan incluidos en un proyecto común.
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