Con la llegada de Julio César Falcioni, la Universidad Católica comienza un nuevo proceso en el que espera sacudirse de los fracasos de las últimas temporadas y encontrar, finalmente, el camino al éxito. Para conseguirlo, en San Carlos apuestan a echar mano a las armas que ofrece el técnico bonaerense, de larga carrera en el fútbol argentino, y con ciertas tendencias marcadas que serán posibles de apreciar en su fútbol.
Declarado obseso del 4-4-2: El curriculum de Falcioni se completa de manera íntegra con clubes de Argentina, como Velez, Banfield, Colón y Boca Juniors, y en la mayoría de ellos ha mostrado su predilección por un esquema de juego definido: Línea de cuatro con dos laterales de mucha proyección, otra línea de cuatro con volantes más de juego interior, y dos puntas fijas. Eso sí, su dibujo táctico no es inamovible, como demostró en su paso por los "Xeneizes", cuando la presencia de Juan Román Riquelme obligó a una variación al 4-3-1-2, con una pausa incluída por la presencia del "10", que lo llevó a la final de la Copa Libertadores en 2012.
Recuperación inteligente: Una de las máximas que impone el fútbol moderno es la alta presión en la recuperación del balón, aspecto que Falcioni comparte, pero con sus propios matices: La presión es en tres cuartos de cancha, pues cuando se rescata la pelota más atrás, el trayecto hasta el arco contrario es demasiado extenso, permitiendo que el rival se acomode. Pasado ese punto, la regla es esperar siempre de frente, buscando impedir la participación de los receptores importantes.
La posesión no es sagrada: Y como la presión está condicionada, cuando el rival progresa en la cancha, para Falcioni lo mejor es esperar. Esta característica le ha valido que se le encasille como un técnico defensivo, aunque el "Facha" lo explica de la siguiente manera: "El equipo se acomoda según el momento, y no me molesta que el rival tenga el balón, siempre y cuando los nombres importantes no aparezcan. No cambia cuando la pelota la manejan los centrales o los volantes de contención, a menos que tengan la lucidez de colocar pases de gol. El rival hace el desgaste y el equipo descansa".
Trabajo a balón parado: La metodología del ex Boca pone gran énfasis en los balones detenidos,y en Argentina se le reconoce abiertamente como un apologista de este recurso, al que define "como una secuencia más del juego". El "laboratorio" fue explotado al máximo en todos los clubes por los que transitó, y la planificación incluye la revisión de material audiovisual para identificar fortalezas y debilidades del oponente, además de corrección de errores en el funcionamiento propio.
Relación a distancia: Falcioni no se caracteriza por ser un técnico muy cercano a los jugadores y, de hecho, sus charlas futbolísticas tras las prácticas suelen ser breves. A lo largo de su carrera ha subrayado que la disciplina dentro de un plantel es clave para lograr el éxito, y es posible que esta rígida postura sea la causa de múltiples roces con los referentes de los equipos en los que ha ejercido. El caso más emblemático es el de Riquelme en Boca, aunque también tuvo problemas en Independiente y en Colón.