La esquina izquierda, adelante, junto a la cúpula del Consejo de Presidentes de la ANFP, es un lugar indeseado por varios de los dirigentes del fútbol profesional chileno. Lo ocupa un veterano, un vieja escuela que comenzó siendo cajero de un banco y llegó a dirigir al fútbol profesional chileno. El dueño de ese barrio es Miguel Nasur y pide la palabra cada vez que puede para explicar una situación que no lo deja dormir en paz.
"Miren, señores del directorio", comienza diciendo, y el resto de los presentes -al unísono- gesticula y cuchichea con risas y gestos de hastío. Todos saben de qué tratará el reclamo. "Hay una situación que es necesaria aclarar: cuando fue la Copa América, se nos prometió a todos los clubes recibir 750 mil dólares. Yo quiero saber qué pasará con eso", explica el mandamás de Santiago Morning. En su discurso, alude a los tres grandes (Colo Colo, la U y UC) y el propio delegado azul, Pablo Silva, bromea con algunos periodistas al respecto, como si conociera de antemano los argumentos del empresario.
Y la respuesta, como en cada consejo, es la misma: "Señor Nasur, ese acuerdo se fijó de palabra con la antigua administración. No hay tal acuerdo, no existe". Nasur es rebelde. Tanto, que durante el resto del consejo dirá "no" a todo lo que Arturo Salah y sus directivos llamen a votar. "Sé que no hablaremos de temas financieros porque está presente la prensa", también acusó.
Incluso recordó, en una de sus tantas intervenciones, a Deportes Concepción, equipo que hace poco más de un año fue desafiliado por más de 1.100 millones en deudas de su concesionaria. "No voy a hablar de ese equipo, porque no existe", dijo Claudio Tessa, gerente corporativo de la ANFP, para finiquitar el tema de golpe.
Soportar un Consejo de Presidentes no es tarea sencilla. Escuchar las extensas presentaciones de Salah y compañía, explicando cómo se ha ordenado la casa durante el último período, es una situación extenuante, tanto que el propio Tessa, sentado a una esquina del estrado, se cabeceó de sueño en más de una ocasión escuchando al resto de sus compañeros.
Para paliar la jornada, los paseos se hicieron constantes, ya sea para realizar una llamada o simplemente para fumar un cigarrillo. De hecho, hubo un momento en que las bromas desde fuera de la sala llegaron a molestar adentro. Johann Giese, el representante de Iquique, fue uno de los que más fuerte reía, acompañado por Aníbal Mosa, Gabriel Artigues (UdeC) y representantes de Puerto Montt y Coquimbo Unido.
Ver un Consejo en vivo es una experiencia única. Entender el funcionamiento de las cabezas encargadas de decidir y conducir al fútbol chileno deja una sensación especial, porque al final los dichos de los dirigentes muchas veces llaman a pensar en guerras y disputas entre cada facción, algo así como en House of Cards, con claras divisiones por cada bloque. Pero, en la práctica, la situación es muy distinta.
Las disputas entre el disidente Felipe Muñoz (Copiapó), que se ha empecinado en evitar el cambio del sistema en el torneo de Primera B, y su grupo contra el bando oficialista, no son tales. Al menos, no frente a las cámaras. Más tensión se vive en el Congreso, por ejemplo.
Más de cinco horas duró la reunión. Al final, la ceremonia de transparencia (pues es la segunda ocasión en que un Consejo de Presidentes se abre a la prensa) se cerró con declaraciones y bromas de algunos dirigentes. También con la versión oficial de Arturo Salah, el tesorero Aldo Corradossi y el vicepresidente Andrés Fazio.
Luego, una mesa de trabajo para solucionar otros puntos pendientes. Ahora sí, en confianza, sin intrusos.