Cinco pepitas de oro

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Con dos nuevas preseas doradas, María José Moya alcanzó el repóker planetario y se convirtió en la segunda deportista chilena más laureada de la historia.




En sólo tres días, la patinadora chilena María José Moya se subió al podio dos veces. Lo hizo para recoger sus medallas de oro en las modalidades de 300 y 100 metros planos en el Mundial de Patinaje de Nanjing, China. Y también para refrendar su dominio planetario en la disciplina.

La primera de sus preseas doradas, la atleta de 27 años la consiguió el domingo 11, en los 300 metros, tras detener el crono en la línea de meta en 26''135. El miércoles, sin apenas margen para la recuperación, volvió a subirse al primer cajón en el hectómetro, con un tiempo de 10''870.

Sus metales conquistados en territorio asiático, permitieron además a la santiaguina consagrarse pentacampeona mundial. Y todo ello sin considerar el título planetario juvenil logrado en 2006, en Corea del Sur, cuando Pepa era todavía Pepita (sin su baño de oro).

Pero los vaticinios sobre su rutilante futuro no tardaron demasiado en cumplirse y a sus medallas de plata en los Juegos Sudamericanos de 2010 y los Panamericanos de 2011, siguió su explosión mundial en categoría adulta. Su consolidación definitiva.

En el Campeonato Mundial de Ascoli (Italia), en 2012, Moya se colgó del cuello su primera presea dorada a nivel absoluto, con récord planetario incluido, en los 200 metros contrarreloj. Una hazaña que repitió en Rosario (Argentina), dos años más tarde, otra vez con mejor marca mundial y de nuevo en su prueba fetiche. En Taiwán 2015, en cambio, se erigió en reina de los 100 metros planos, título que reeditó este año y que complementó con su corona en los 300. Septiembre fue suyo.

Y así, la patinadora de los 156 centímetros de estatura, la amante de los perros y los récords internacionales (que sueña ahora con clasificar a unos Juegos Olímpicos en la disciplina de patinaje sobre hielo) se convirtió además en la primera deportista chilena de la historia en lograr dos títulos mundiales en un mismo evento deportivo.

Tan asombroso -e irrebatible- resulta su palmarés individual que la velocista es ya, currículum en mano, la segunda deportista criolla más laureada de todos los tiempos; superada sólo por el velerista Alberto González, que cuenta en su haber con siete coronas mundiales.

Y es que hoy, para entenderlo (o quizás para tratar de dimensionarlo) la chilena es al patinaje de velocidad lo mismo que la selección brasileña es al fútbol. Una pentacampeona de demasiados quilates.

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