Josebe, de 88 años, no sabe por qué está donde está. Vive rodeada de ancianos, algunos mayores y otros menores, pero nadie habla el idioma español como ella. Escucha acentos que le parecen extraños y que no tienen nada de castizos. Josebe, afectada de Alzheimer, tiende a recordar una y otra vez su juventud en un lejano País Vasco y a olvidarse de que llegó a Chile tras la Guerra Civil. No sabe porqué está rodeada de chilenos y en el momento más imprevisto incluso habla en su idioma natal. Es el euskera de la localidad de Rentería, al norte de España y, por supuesto, nadie la entiende.
Esta mujer de origen vasco es la protagonista de Yo no soy de aquí, uno de los 29 documentales que contendrá la plataforma Latinbeat, una iniciativa que pretende llevar los documentales a la sala de clases y transformarlos en material de estudio. O, al menos, en apoyo a la malla curricular.
Desarrollada por seis compañías productoras, la asociación de documentalistas Chiledoc y el Ministerio de Economía (a través de Sercotec), Latinbeat es la primera iniciativa de su tipo en Chile y busca enlazar los tópicos de los documentales con ciertos contenidos de asignaturas escolares afines. En el caso de un documental como Yo no soy de aquí de la chilena Maite Alberdi y la lituana Giedre Zickyte, su historia, protagonistas y temas son vinculados a un programa particular de aprendizaje. De acuerdo a las fichas de apoyo elaboradas por Latinbeat la cinta se puede relacionar al conocimiento de la situación de las casas de reposo, la identidad nacional (Josebe recuerda una y otra vez su país, aunque partió a los 18 años de España), a las características del Alzheimer o a la Guerra Civil Española y sus consecuencias.
"Hemos detectado que, sobre todo, podemos ser de gran apoyo en asignaturas como Lenguaje, Historia y Filosofía. Eso no significa que no se pueda ir más allá. Además, nuestro objetivo final es llegar a ofrecer cintas de toda Latinoamérica. Por eso, el nombre escogido es Latinbeat", comenta Paola Castillo, directora de Errante Produciones, una de las compañías impulsoras de la iniciativa.
"Hemos trabajado durante todo el año en este proyecto y el lanzamiento será en diciembre. Es un servicio que será ofrecido a los colegios (públicos y privados) y la idea es que sea fundamentalmente de uso académico. Es decir, que los profesores puedan acceder a través del streaming y que las películas se den en los colegios, contando también con la presencia de los directores. También habrá guías impresas, que están destinadas sobre todo a los sectores más apartados del país, donde el acceso a Internet pueda ser más difícil. Esta idea tiene mucho que ver en general con iniciativas similares en Estados Unidos, donde una plataforma de documentales como Canopy, por ejemplo, es ampliamente usada en universidades", detalla la realizadora.
Hasta el momento los creadores de Latinbeat se han reunido con docentes de 17 colegios, dos universidades y también de la Cineteca Nacional. Entre los establecimientos escolares hubo acercamientos, entre otros, con representantes del Colegio Mayor de Peñalolén, Colegio Libertador San Martín (Conchalí), Instituto Miguel León Prado (San Miguel), Colegio La Girouette (Las Condes), Liceo Manuel de Salas (Ñuñoa), Internado Barros Arana (Quinta Normal), Liceo Técnico Profesional de Buin o Liceo Ruiz Tagle (Estación Central). Entre las universidades hubo encuentros con representantes de la Universidad Católica y la Universidad Alberto Hurtado. "La idea es sumar Educación Básica, pero en este primer año los contenidos son más apropiados para universidades y Educación Media", agrega Paola Castillo.
La lista de documentales, que se espera sea ampliada con más títulos en el futuro, incluye obras como Allende, mi abuelo Allende de Marcia Tambutti, El huaso de Carlo Proto, El poder de la palabra de Francisco Hervé, La ciudad de los fotógrafos de Sebastián Moreno, La once y Los niños de Maite Alberdi (recién premiada en el Festival de Amsterdam); Habeas corpus de Sebastián Moreno; Jaar: el último lugar de Paula Rodríguez o Hija de María Paz González. "Esto no significa que no busquemos en el futuro cabida a documentales de directores tan emblemáticos como Patricio Guzmán o Ignacio Agüero", dice Castillo, refiriéndose a los dos documentalistas chilenos de mayor perfil internacional.