She, a Chinese, de la directora china Xiaolu Guo, se llevó ayer el Leopardo de Oro, máximo galardón del Festival de Cine de Locarno. El jurado oficial de la 62ª edición del prestigioso certamen suizo premió una película que síntesiza la fluidez de relaciones artísticas entre Oriente y Occidente y que -atendida la participación de Alemania, Francia y Reino Unido- se erige como paradigma del buen resultado en la coproducción.

La triunfadora es el primer largometraje de ficción de Guo y está centrado en el periplo vital de una joven de la china rural que se esfuerza por marcar su propio destino. Protagonizada por Huang Lu y Wei Yi Bo, según su directora, que también es poetisa y novelista, "quiere dar una voz fuerte a las nuevas generaciones en China" y ofrecer "un mensaje que traspase las fronteras y las identidades culturales".

El premio especial del jurado, una suerte de "medalla de plata" en el palmarés, recayó en la que es, probablemente, la ganadora moral del festival: la película rusa Buben.Barabán, de Alexei Mizgirev, que también recibió el premio al mejor director.

Al igual que la cinta ganadora, el filme de Mizgirev apuesta por un complejo retrato femenino, pero esta vez ante la crisis de la mediana edad de una mujer que, para completar su sueldo, vende clandestinamente los libros de la biblioteca para la que trabaja.

Pese a los estupendos trabajos de las actrices en estas dos películas, fue la holandesa Lotte Verbeek la que se llevó el Leopardo a la mejor actriz por Nothing personal, una historia de amor entre una joven y un hombre mayor, dirigida por la polaca Urszula Antoniak, que recibió también el premio a la mejor opera prima.

El premio al mejor actor fue a las manos del griego Antonis Kafetzopoulos, protagonista de Akadimia Platonos, dirigida por Filippos Tsitos y en la que la filosofía se hilvana en un estanco de Atenas en el que trabajan varios emigrantes albaneses.

Finalmente, en la categoría Cineastas del Presente, el jurado presisido por el chileno Matías Bize premió The anchorage, coproducción sueco-estadunidense dirigida por C.W.Winter y Adners Edström.

Así se cierra el que será el último festival de Locarno bajo la batuta artística de Frédéric Maire, quien ha convertido la pequeña ciudad suiza en una de las capitales del cine independiente en Europa y que un año más ha apostado por talentos potenciales y reconocimientos no tan evidentes.