La visión fantástica del fallecido cineasta Raúl Ruiz fue recordada en los Encuentros de cine latino de Toulouse con un homenaje al chileno, ligado a este festival desde sus inicios, lo que hizo de él un "puente" entre Europa y América Latina, según dijeron los organizadores.
Sobre la grandeza de Ruiz, que dejó más de doscientas obras cinematográficas, hay consenso dentro y fuera del festival, aunque algunos van más allá, como el programador de CinéLatino, Erick González, quien no dudó en calificarlo como "uno de los mayores directores del cine latinoamericano y del cine a secas".
El chileno, que llegó a Francia poco después del inicio de la dictadura de Augusto Pinochet, trabajó en ese país durante tres décadas, lo que hizo de él un "puente" entre Europa y América Latina, señaló Francis Sainte-Dizier.
Pese a ello, "Raúl solía decir que, cuando eres un exiliado, ya no perteneces a ningún país, tu patria es el cine", recordó el máximo responsable del certamen del sur de Francia.
En cierta forma, las trayectorias de los Encuentros y del director tienen en común un compromiso político que cristaliza en el cine como vehículo de denuncia y de expresión artística.
Con menos de treinta años, en 1968, ganaba el Leopardo de Oro, el mayor galardón del festival de Locarno (Suiza), gracias a la adaptación a la gran pantalla de la obra teatral de Alejandro Sieveking "Tres Tristes Tigres".
Ruiz fue creando "su propio universo cinematográfico", en palabras de González, lo que le valió la admiración de grandes directores del espectro internacional, como el alemán Wim Wenders, quien lo elogió en numerosas ocasiones.
El homenaje de hoy tuvo como aperitivo la proyección de "La Maleta", el corto inacabado que constituye su primera obra, rodado en 1963 y perdido en las entrañas de la Cinemateca de la Universidad de Valparaíso hasta que fue rescatado en 2008.
"Cuando supo que el corto había aparecido más de cuarenta años después, no podía creerlo", explicó el director de fotografía que lo acompañó durante la última década en buena parte de sus películas, Inti Briones.
"Estaba tan entusiasmado y ansioso por verlo terminado, que aseguró tener cada plano en orden en su cabeza, y me dijo, dale, lo montamos ahora", recordó Briones, quien describe a Ruiz como un creador analítico y racional, con "otra visión" de la realidad.
El cineasta, hombre cultivado en campos que nada tenían que ver con el cine, como la neurociencia, aplicó esos conocimientos a sus películas para establecer "nuevos horizontes y establecer otros puntos de partida", señaló el director de fotografía.