Ciudad Bolívar amaneció ayer en estado de alerta. Militares resguardaban los dos únicos supermercados que estuvieron abiertos por unas horas en esta ciudad a 580 kilómetros al sur de Caracas, mientras desde la altura de las azoteas algunos residentes no le quitaban la vista a sus negocios. Otros llegaron al extremo de resguardar sus casas con barricadas.
La ciudad, capital del estado de Bolívar, vivió un fin de semana marcado por una ola de saqueos y disturbios, que dejaron prácticamente la mayoría de los negocios desmantelados. La ciudad se convirtió así en el nuevo epicentro de la crisis económica que atraviesa al país liderado por Nicolás Maduro.
Los disturbios estallaron luego de que cientos de personas salieran a las calles a protestar por la falta de liquidez de dinero, situación que se ha repetido en distintas ciudades venezolanas durante el fin de semana. Al menos tres personas murieron durante las manifestaciones, mientras que la oposición denunció cinco fallecidos.
La administración de Maduro está viviendo un caos monetario que llegó a su punto más tenso en las últimas horas. El país con la inflación más alta del mundo y que sufre una escasez generalizada de alimentos y medicinas ha tenido que lidiar durante los últimos días con la falta de efectivo.
Las agitaciones comenzaron el viernes, un día después de que saliera de circulación el billete de 100 bolívares, una de las medidas del gobierno para combatir la inflación. Inicialmente los ciudadanos tenían cinco días para depositar esos billetes o canjearlos por las nuevas formas de pago, lo que provocó largas filas y caos en distintos lugares del país.
El sábado el billete volvió a circular, luego que Maduro anunciara una prórroga de su vigencia hasta el 2 de enero. Pero no fue suficiente. La ausencia del nuevo ente monetario, que debía entrar en circulación el jueves, también provocó la ira ciudadana en distintas ciudades venezolanas.
El estado de Bolívar, en toque de queda desde el sábado, ha sido el más afectado.
En el caso de Ciudad Bolívar, los disturbios dejaron a sus más de 370.000 habitantes en una situación especialmente precaria: el 90% de los comercios que venden alimentos fueron destruidos en la ciudad y sólo dos grandes supermercados estuvieron abiertos ayer.
"Están los militares afuera y hay una cola. Es la única forma. A medida que sale la gente, entra otro grupo, no entran en bandadas", aseguró Carmen, empleada del supermercado El Diamante, a La Tercera. "Estamos cerrando más temprano por que el personal se tiene que ir y no hay transporte", dijo, para agregar que "todo estaba más o menos tranquilo", luego de un fin de semana en donde "la ciudad quedó casi sin negocios".
Al menos 450 locales fueron destruidos en Bolívar entre viernes y domingo y 405 personas fueron arrestadas en el país por haber participado en los disturbios. Además de negocios de alimentos, fueron atacadas ferreterías, licorerías y tiendas de neumáticos.
"Todavía hay mucha tensión. Los dueños de los comercios no quieren abrir sus puertas por temor, porque les da miedo que los saqueen. Hay negocios que han quitado su publicidad para que no se sepa que es un comercio", aseguró a este diario María Ramírez Cabello, periodista del periódico local Correo del Caroní.
La ciudad vive horas de incertidumbre, mientras es custodiada por alrededor de 3.000 soldados que vigilan los comercios y otros puntos estratégicos de la ciudad.
"Esta semana las cosas se pueden calmar un poco, pero tantos negocios saqueados afecta el tema del desabastecimiento. Complica aún más la situación de la venta de alimentos. Es difícil planificar, porque lo que dice el gobierno no se cumple, hay mucha improvisación", comenta Ramírez.
"Falsos rumores"
Según el gobierno venezolano, el primer cargamento de nuevos billetes -que van de los 500 a los 2.000 bolívares- llegó el domingo al país. Sin embargo, no hay claridad sobre cuándo serán emitidos, lo que ha desatado todo tipo de versiones y dudas entre la ciudadanía.
Nicolás Maduro ha culpado a la oposición venezolana y al gobierno de Barack Obama por los retrasos en los aviones que debían transportar el nuevo cono monetario en el país.
"Es el coletazo de Barack Obama", aseguró Maduro en un discurso el domingo.
El vicepresidente del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela y mano derecha de Maduro, Diosdado Cabello, también intentó calmar los ánimos ayer. El dirigente oficialista aseguró que en el estado Bolívar ya estaba "en total calma" y responsabilizó a los medios de comunicación y a la oposición de difundir "falsos rumores" sobre la situación en la zona.