El Ayuntamiento de Jaslo (sureste de Polonia) decidió talar el roble de más de diez metros que Adolf Hitler regaló a la ciudad en 1942, según explicaron hoy desde la oficina de prensa del consistorio, una decisión que dividió a esta localidad entre los partidarios y los defensores de este árbol.
Los planes municipales pasan por acabar con el roble para construir una rotonda, descongestionar el tráfico y, de paso, eliminar un molesto recuerdo de la ocupación nazi y la II Guerra Mundial, un conflicto que arrasó Jaslo prácticamente en su totalidad.
Sin embargo, algunos ciudadanos ya mostraron su oposición a este plan, especialmente desde que Kazimierz Polak, uno de los vecinos que fue testigo de cómo los soldados nazis plantaban en 1942 el entonces escuálido arbolito, se erigió en defensa del roble.
En declaraciones a la cadena de televisión TVN24, Polak pidió a las autoridades municipales que respeten el árbol, al que consideró como una "atracción turística", restando importancia al hecho de que sea un regalo de Adolf Hitler.
En abril de 1942 el líder nazi lo hizo traer desde su ciudad natal, Braunau (Austria), como obsequio con motivo de su cumpleaños y primer paso para la germanización de esta localidad polaca, ocupada en aquel momento por las tropas alemanas.
Hoy la ciudad está divida entre quienes defienden la permanencia de este monumento a la memoria histórica, y los que piden que se tale el roble y con él todo el simbolismo que arrastra.
Otros ciudadanos simplemente se preguntan si tiene sentido abrir este debate ahora, después de que durante casi 45 años de comunismo y 20 de democracia nadie haya jamás planteado la necesidad de acabar con este roble.