Recordemos que el estudio de mercado y particularmente la estimación de la demanda son fundamentales en la evaluación de todo proyecto. Este estudio influirá en el proceso productivo óptimo, en la tecnología a utilizar y consecuentemente en la inversión y costos necesarios para evaluar la conveniencia de un proyecto en particular. El paso siguiente es el estudio técnico.

Se trata de una herramienta fundamental que, además de proporcionarnos información sobre la inversión y costos, nos aporta datos financieros relativos a ingresos asociados a la operación del negocio.

La piedra angular de toda estimación de costos consiste en considerar única y exclusivamente aquellos que tienen relación CON el proyecto que se está evaluando. Para identificar cuáles son estos costos, resulta particularmente útil definir una "situación base" (sin proyecto), que nos servirá como punto de referencia. Generalmente la situación base es la situación actual.

La pregunta que surge es: ¿qué costos importan? La regla de oro nos dice que debemos considerar sólo aquellos costos que efectivamente varían entre el escenario base y la situación con el proyecto a desarrollar. Es el caso de los costos incrementales (las variaciones de los costos son ocasionadas por un aumento de las actividades u operaciones de la empresa) y diferenciales (aumentos o disminuciones del costo total). Identificarlos es particularmente pertinente para evaluar decisiones de aumentos de capacidad productiva.

El costo de oportunidad o alternativo también es clave en el análisis: cualquier ingreso al que se renuncie por realizar el proyecto, debe ser incluido en toda evaluación. Ignorar este principio, puede hacernos tomar decisiones equivocadas.

Los costos fijos (aquellos que la empresa debe pagar independientemente de su nivel de operación; es decir, produzca o no produzca debe pagarlos) son un caso imprescindible a tener en cuenta. Cabe destacar que dichos costos no pueden ser considerados en la evaluación de un proyecto para una empresa que se encuentre en marcha.

Por ejemplo, que un restaurant abra con pocos clientes puede ser una buena idea, aún si los ingresos que se obtienen no alcanzan para cubrir los costos del arriendo que pagó por adelantado. De la misma manera, vender un pasaje barato puede resultar conveniente, si es que la compañía aérea ya había pagado el arriendo del avión y el viaje debía realizarse de todas formas.

La elección entre tecnologías

La elección de la tecnología a utilizar en un proyecto es un proceso fundamental, pues repercute fuertemente en la inversión y costos imputables al proyecto que estemos evaluando. Así, la pregunta que cabe hacerse es: ¿Cómo elegir la tecnología entre las variadas opciones que ofrece el mercado?

Desde el punto de vista económico y técnico, si asumimos que todas las tecnologías generarán ingresos similares, una alternativa consiste en elegir aquella que tenga el menor valor actual de sus costos.

Sin embargo, no podemos caer en el error común de escoger la tecnología que requiera una menor inversión, ya que puede suceder que en el futuro ésta tenga altos costos de operación asociados, en comparación con otras opciones que signifiquen mayor inversión, pero que tengan bajos costos de operación.

Otra alternativa común para elegir tecnologías es estudiar el valor presente de los costos en diferentes alternativas, pero tomando en cuenta los volúmenes de fabricación, ya que la decisión de tecnología más apropiada para nuestro proyecto puede variar dependiendo de la escala de producción que tengamos.

Hay que tener en consideración que, mientras más claras tengamos las perspectivas de crecimiento que deseamos obtener en nuestro proyecto, mejor será el resultado en la elección de esta herramienta, pues podemos cometer el error de elegir una tecnología que nunca llegaremos a utilizar en su real capacidad.

Si bien el factor económico es predominante en la selección de una buena alternativa tecnológica, existen otros de índole cualitativos que pueden afectar esta decisión, y que están estrechamente ligados con la disponibilidad de insumos o de mano de obra calificada para operar la maquinaria tecnológica.