La ventaja competitiva de la empresa evoluciona a diferentes ritmos, dependiendo de las características propias del negocio, de su entorno y de la estrategia que lleva a cabo. Esta visión dinámica de la firma es consistente con la perspectiva sistémica, que reconoce a la empresa como un sistema que es parte de un todo mayor, con el cual interactúa y se afecta mutuamente.

La empresa se constituye y se desarrolla a través de las personas que la componen y es, por lo tanto, un sistema social. Las personas le confieren su carácter único e irrepetible y en ellas radica el fundamento de su enorme potencial de creación de valor.

La empresa funciona y evoluciona como un sistema abierto, extendiendo cada vez más su alcance en la búsqueda de materias primas e insumos. Las tecnologías de información, el desarrollo de la industria del transporte y la apertura de las economìas mundiales, permiten obtener de manera fácil y rápida una mayor variedad de insumos y materias primas a mejores precios, enmarcado en un nuevo escenario sin fronteras.

Mención aparte es lo que ocurre hoy con la búsqueda de un insumo crítico para la mayoría de las empresas: el talento. Cada vez más se abren nuevas oportunidades de reclutamiento de profesionales y colaboradores más allá de las fronteras de la firma, mejorando su acceso a talento especializado y aportando diversidad de conocimientos y patrones culturales de la empresa. De la misma forma, en este sistema abierto, el alcance de clientes también se abre a un ámbito global, y no es necesario tener una gran estructura organizacional para lograr internacionalizar la empresa.

¿Cuáles son los componentes de la empresa vista como sistema?

Al igual que todo sistema, la empresa está compuesta por múltiples subsistemas, como cada una de sus gerencias o unidades de negocio. La interacción de estos subsistemas resulta determinante para el proceso de creación de valor. 
Se reconoce que el sistema crea valor cuando la suma de los resultados de cada uno de los subsistemas por separado es menor al valor creado en el contexto del sistema como un conjunto. Es decir, cuando el todo es mayor que la suma de las partes, concepto que se conoce como sinergia. La búsqueda de sinergias es un aspecto clave al momento de explicar las fusiones y adquisiciones que se observan en el mercado.

Sin embargo, no todos los procesos asociados a los sistemas se traducen en creación de valor. Su evolución está sometida a un proceso natural de desgaste interno y externo, llamado entropía o decaimiento del sistema. Este proceso se observa en el día a día de la organización, a través de la disminución en la productividad, causada a su vez por la desmotivación de los colaboradores o la obsolescencia de productos y/o instalaciones y equipamiento de la compañía. Desde un punto de vista económico, la pérdida de valor de los activos físicos de la organización se reconoce en los estados financieros, a través de la depreciación.

El Modelo de la Firma como Sistema

El Modelo de la firma como un sistema explica a la empresa como la interacción de tres componentes:

- Inputs: Elementos que provienen del entorno (insumos), necesarios para el negocio de la firma (producción de bienes y servicios). Algunos ejemplos de inputs son las personas, con su talento, compromiso y entusiasmo; las materias primas; el capital financiero, y también las necesidades de los consumidores.

- Proceso de Transformación: Conjunto de acciones que, a través de la gestión coordinada de las personas, permiten convertir los insumos en el producto o servicio final. Representa el corazón del negocio y de su propuesta de valor.

- Outputs: Resultados que se derivan del proceso de transformación y que el entorno recibe como productos o servicios, reputación, ganancias (o pérdidas), experiencia laboral y know how del negocio, entre otros.

También es importante tener en cuenta el rol fundamental que cumple el feedback o retroalimentación del sistema. Se trata de un componente crítico del modelo, que define cómo el sistema evoluciona en el tiempo. Si el proceso de transformación es exitoso, el feedback afecta positivamente los insumos en la forma de capital fresco para reinversión, que se obtiene de las utilidades, de trabajadores más motivados y capacitados, y de una buena reputación en la mente de los consumidores.

En cambio, si produce resultados negativos, la firma se encuentra en peor situación que antes, ya que debe absorber pérdidas, operar con trabajadores más descontentos y, por lo tanto, esforzarse aún más por reconquistar consumidores insatisfechos.