No solía usar despertador. Antes de asumir como ministra de Cultura, Claudia Barattini disfrutaba la libertad de despertar sin alarmas. Ahora, el reloj suena a las 6.00, o antes si debe viajar a Valparaíso, donde su cartera también tiene oficinas. Hasta enero fue encargada del área internacional de Santiago a Mil y desde entonces no ha vuelto a ver teatro. Tampoco ha ido al cine. Y tuvo que suspender la lectura de Desgracia de JM Coetzee, uno de sus autores favoritos. "Lo único que he hecho en este tiempo fue inaugurar la muestra de Sergio Larraín en el Museo de Bellas Artes", cuenta.
Ex agregada cultural en Italia entre 2006 y 2010, Barattini no tiene el perfil público de los anteriores ministros. Recibió el llamado de la Presidenta mientras conducía su auto. Fue una sorpresa para ella y para todos: su nombre no estaba en los cálculos de nadie. "Mi primera tentación fue decir ¡no!", cuenta entre risas. "Pero luego pensé que era un honor y un enorme desafío".
Lleva casi un mes instalada en el piso 11 de un edificio en el Paseo Ahumada. Desde su ventana se ve la Casa Central de la Universidad de Chile. Lo que la tiene tan atareada es el nuevo proyecto que crea el Ministerio de Cultura y Patrimonio, que reemplazará al que fue presentado por el gobierno de Sebastián Piñera.
Aquel fue elaborado durante la gestión de Luciano Cruz-Coke y se le criticó, entre otras cosas, falta de participación. "Se quejaron los artistas y el mundo patrimonial muy fuerte. Porque esa es la mayor reingeniería que hace el proyecto: reordenar las competencias del Estado en arte, cultura y patrimonio".
¿Cómo será el nuevo proyecto?
Estamos trabajando en él, pero vamos a aprovechar lo que se avanzó. Ya se aprobó la idea de legislar, por eso vamos a ir con una indicación sustitutiva, que es el mecanismo que permite hacerse cargo del camino recorrido por el otro proyecto, pero cambiándole todo lo que consideremos necesario. Tenemos el compromiso de que esté presentado antes de la cuenta de la Presidenta el 21 de mayo. Vamos a partir con una consulta nacional, en todas las regiones.
¿Una consulta con artistas?
Consideraremos la opinión de tres sectores por diferentes mecanismos: los profesionales del mundo de las artes, los trabajadores del Estado en materia cultural y los ciudadanos. La descentralización es clave en este proceso, por lo mismo, los directores regionales de Cultura se entrevistarán con los profesionales de cada una de las regiones. Además, me reuniré con los trabajadores del CNCA, Dibam y funcionarios del Consejo de Monumentos para escucharlos. Finalmente, abriremos un foro en internet con 22 preguntas sobre el contenido de la ley para recibir desde comentarios hasta propuestas más integrales.
De todos modos, ¿la idea central es reunir al CNCA con la Dibam y Monumentos Nacionales?
Es la idea de generar un ministerio con dos brazos. Uno, lo que es hoy el consejo, fomento del arte y la cultura, y otro gran brazo que sería el patrimonial. Estamos trabajando para que allí estén las competencias de la Dibam y el Consejo de Monumentos. Lo más importante es encontrar una coherencia que impida la duplicidad de funciones.
La administración anterior ponía énfasis en las industrias culturales como eje de la cultura. ¿Cuál es su perspectiva?
Existen disciplinas como el cine, la música, el libro, la televisión, que tienen una dimensión industrial innegable. Esta es una dimensión, pero no la única. El programa de gobierno ha dado prioridad al "acceso": inicialmente, focalizado en el financiamiento de los nuevos creadores para generar, producir y distribuir no sólo productos artísticos sino también obras que no tienen reproducción masiva. También necesitamos dar a lo artesanal una opción de existir y circular, sin pretensiones comerciales más que la de ser expresión cultural viva y constituir patrimonio. Pero el acceso se puede y se debe entender de un modo más amplio: el acceso del ciudadano común a expresiones artísticas diversas. Ejercer el derecho a la cultura implica volverse un partícipe de la expresión cultural.
Cultura en pantalla
El programa habla también de un canal cultural público. ¿Cómo se realizará?
Es un compromiso de la Presidenta. Es un tema que excede la cartera de Cultura, porque aquí hay competencia de la Segegob, de empresas autónomas como TVN, el Consejo Nacional de TV. Vamos a trabajar conjuntamente con el ministro Elizalde para mejorar la calidad de la oferta televisiva. El consejo, a través de Fondart, apoya la creación audiovisual, cinematográfica, televisiva, y esa producción tiene poca distribución, no llega al público y, evidentemente, un canal cultural sería un elemento de fomento de esa producción.
¿Estaría asociado a TVN?
Lo estamos viendo. La ley de TV digital que está en el Congreso le da a TVN frecuencias, y una de ellas debiera ser el canal cultural. Pero no hay nada zanjado, porque ni siquiera está aprobada la ley.
Ud. es partidaria de garantizar el 20% de música chilena en radios. ¿Es partidaria de una cuota para cine nacional en TV?
Los medios públicos tienen una responsabilidad pública: la transmisión de programación nacional de calidad. Es una responsabilidad con la cultura del país, con la generación de una identidad, de un sentido de nación. Lo creo como criterio general. Lo ideal sería una autorregulación. Pero la situación actual es lamentable. No está prevista desde el Ejecutivo una iniciativa al respecto. Yo, personalmente, creo que es importante garantizar una cuota de pantalla para la producción nacional de calidad, no sólo películas. Y deseo que podamos incentivar eso, más que imponerlo por ley.
¿Cómo se resuelve la paradoja del cine chileno: es celebrado en festivales extranjeros, pero acá no tiene público? ¿Se necesita cuota de pantalla?
Tenemos un problema con la educación, que este gobierno va a enfrentar con la reforma educacional. Nosotros aspiramos a ponernos a disposición de la reforma, cada una de las áreas de este consejo, porque tenemos que ver cómo entramos en las escuelas. Hoy la educación artística no existe, la apreciación de las artes está fuera de la formación. Entonces, después no nos podemos admirar de que no tenemos públicos. Los públicos están formados por la TV, y la TV tiene los problemas que ya describimos. Hay un problema estructural. Las leyes de cuota en general son necesarias, pero no tenemos una decisión de gobierno. Como ministra de Cultura, pienso que un nivel de protección a la producción nacional es necesario. La diversidad cultural requiere que la protejamos.
Ud. anunció un subsidio a las salas de teatro. ¿Cómo funcionará?
Estamos trabajando en eso. Las salas no comerciales apuestan por los artistas emergentes, están haciendo una labor que tiene función pública y cultural, y nosotros como Estado tenemos que cuidar eso.
Héctor Noguera y Alfredo Castro dicen que están cansados del concurso anual...
Todos están cansados, y tienen razón. No puede ser que todo el sistema de la cultura de este país esté fondarizado y cada vez se parta de nuevo. Nos hemos comprometido a hacer una reingeniería en los fondos que se haga cargo de esta demanda. La reforma que vamos a hacer de Fondart va por esa línea: se mantendrán concursos anuales, pero no da para más que todo el sistema esté sometido a ello.
¿Se excluye el teatro comercial?
Los elementos de excelencia, calidad, innovación, experimentación, son variables que tendremos que premiar respecto de lo estrictamente comercial, que el mercado remunera.
La Presidenta anunció la segunda etapa del GAM, después que Ud. la había descartado...
No había un compromiso de programa. Pero esto vuelve a demostrar el compromiso de la Presidenta con un legado que es de ella. Si hoy Santiago tiene ese espacio, es por decisión de la Presidenta. Y ella ha decidido retomarlo.
¿Cómo será, cuándo comienza?
Se harán ajustes al diseño original. Esperamos echarlo a andar el próximo año, pero primero hay que aprobar la reforma tributaria.