La oficial de la cárcel, encargada de decidir si sale en libertad condicional, quiere escuchar de boca de Cathy el arrepentimiento: hace más de 30 años, mató a dos policías durante un asalto. Y quiere saber además el nombre de su cómplice, a quien Cathy jamás delató. Si lo hace, sale inmediatamente.
Pero la situación es más que un gallito. Este tenso juego de poder tiene por un lado a Cathy, quien organizó este asalto a un camión de seguridad mientras era integrante de un grupo anarquista, y quien durante su encierro tuvo una reconversión hacia la fe y un grupo llamado "Cristianos Renacidos", donde se ha dedicado al trabajo social. Pero a la vez, jamás se ha arrepentido de lo que hizo. Mientras que Ana, la celadora, cree que el cambio en Cathy es sólo una mentira para salir de la cárcel. Por eso, quiere una muestra real de arrepentimiento.
Escrita por el estadounidense David Mamet, uno de los dramaturgos más importantes de las últimas décadas (también guionista y cineasta), La anarquista es su última obra (basada en un hecho real ocurrido en 1981), que para su estreno en Broadway en 2012, alcanzó a completar apenas 17 presentaciones antes de salir de cartelera, destruida por la crítica. Mamet, un antiguo progresista de izquierda conocido masivamente por la obra Glengarry Glen Ross (una abierta crítica a la ambición capitalista) y quien en 2008 publicó el ensayo Por qué ya no soy un liberal descerebrado, donde renegó de sus ideas de juventud, es un especie de paria actual del liberalismo, y en el cual esta última obra podría ser la reflexión final sobre su conversión.
Así lo veía al menos Claudia Di Girólamo cuando decidió llevar a escena el montaje, que hoy se estrena en el Teatro UC. Arrepentimiento o ambiguedad ideológica, los temas que trata La anarquista renacían en la realidad actual con potencia. "Es una obra tremendamente contemporánea, a nivel político, social y religioso", dice, "que habla del término definitivo de las utopías, del término de los límites entre una ideología y otra. Hoy no se puede decir exactamente donde uno está parado, y cuál es la lucha y cuáles son los sueños", agrega.
Para llevar a escena este enfrentamiento entre dos miradas antagónicas y además mujeres, la actriz y directora llamó a Paulina García, quien retorna al teatro luego del éxito del filme Gloria -en el rol de la ex anarquista Cathy-, y a Coca Guazzini como Ana, la oficial encargada de darle la libertad. Dos mujeres de mediana edad librando una batalla de ideas y convicciones no siempre muy coherentes.
"Esa especie de borrón entre los límites entre la calle y el Estado, o entre lo institucional y el anarquismo, en esta obra Mamet lo funde muchas veces y uno no sabe que postura tomar como espectador", explica Di Girólamo y dice que "eso es tremendamente actual, uno no puede determinar realmente cuál es el enemigo, muchas veces ideológicamente uno mismo es su propio enemigo".
Del convencimiento de la violencia como acto liberador ante el sistema, a la iluminación por medio de la fe pero sin dejar de lado los supuestos básicos de su inicial creencia. El montaje pone en conflicto la liberación del pensamiento versus la sumisión para darle al sistema lo que este quiere escuchar.
Podría ser relativamente fácil atribuir a la evolución ideológica de David Mamet (quien en el último tiempo se pasó al Partido Republicano) el devenir de Cathy y las reflexiones de Ana. "¿Se puede impartir justicia en la medida que el acusado pide compasión?", se pregunta Ana, a lo que Cathy responde: "¿Qué es un asesinato? Es tomar una vida humana de manera ilegal".
"Creo que esas preguntas Mamet la intenta responder con honestidad", reflexiona la directora. Y agrega que por sobre todo, parece reflexionar sobre su propio cambio de pensamiento. "¿La gente puede cambiar? Esa pregunta está mil veces en la obra. ¿Usted puede cambiar? ¿Y si hubiera cambiado Usted lo reconocería?", se pregunta Di Girólamo, mientras que Paulina García se hace eco de Cathy: "No sé cuál es la puerta de salida cuando se han tomado posiciones tan extremas y has avanzado en la vida y ha pagado caro por ello".
Dice: "Ella sabe que las preguntas que se hizo sobre la libertad, igualdad y fraternidad, que fueron las iniciales de la Revolución francesa, y que la tienen en ese lugar (la cárcel), no han sido respondidas y el sistema donde estamos inmersos no parece ofrecernos una alternativa real a eso. Te prometo que hasta yo mismo he pensado si la anarquía no es una posibilidad muy distinta a lo que hemos elegido hasta aquí", cuenta la protagonista de Gloria.
Por último, Di Girólamo añade un ángulo distinto para reflexionar sobre lo que dice son "dos pilares de la civilización moderna, el estado versus la revolución (o anarquismo)": la presencia femenina.
"La obra se narra en bocas femeninas, y ese fue mi mayor desafío, porque si bien el discurso parece ser bastante masculino, el comportamiento y la relación de estas dos mujeres se devela profundamente femenina, donde me parece que lo femenino le da una sensualidad al discurso, una pasión distinta. No es una discusión racional, es una pasión en las ideas y comportamientos. Yo pienso que una representante del Estado es completamente distinta a un representante hombre del Estado; lo que los hace distinto es su variacion en la pasión con respecto a lo que hacen", finaliza
La anarquista
Del 9 de mayo al 28 de junio
Teatro UC (Jorge Washington 26, Plaza Ñuñoa), 20.00 hrs.
Entrada general: $8.000, Convenios y tercera edad: $5.000, miércoles populares: $4.000, Estudiantes: $3.500