Claudio Narea (49) reescribe de un plumazo la historia: "Los Prisioneros no nos separamos por un triángulo amoroso, como se ha establecido hasta ahora; fue por la obsesión de Jorge conmigo". El guitarrista está en plena promoción de Biografía de una amistad, la polémica versión extendida de su texto de 2009, Mi vida como prisionero, la que añade nuevos capítulos y profundiza en torno a una tesis que, según el músico, explica el vía crucis de la banda: la persistente obsesión personal de González con su figura, materializada a través de supuestos correos electrónicos enviados desde 2007 con un alias (los que atacaban al círculo más íntimo de Narea), letras de temas y entrevistas al cantante.
Pero sólo minutos antes, y para subrayar su punto de vista, el hombre de Profetas y Frenéticos saca de su bolso dos antiguas revistas con entrevistas a su ex compañero y también muestra en su celular la imagen más reciente del ex líder de los sanmiguelinos -de rostro delgado y junto a una vela-, extraída de un video que esta semana se subió a la web y donde versiona Take a bow, de Madonna. "Así está Jorge hoy. Hace tiempo está dando señales de que algo le pasa. El no está bien", agrega.
¿Está consciente de que muchos pueden pensar que la obsesión es de usted hacia González?
Lo entiendo, pero al leer el libro queda claro que no es así. Yo no soy el que rompo sus relaciones, el que anda comprando sus discos o el que se aparece en sus conciertos, como sí él lo ha hecho conmigo. El hace la canción El final de esta maldición, de su último álbum, donde dice: 'Yo soy más fuerte que tú, Alescla', y no es ninguna palabra rara, sino que las sílabas de mis dos nombres al revés (Claudio Alejandro). Siempre tuvo esa competencia conmigo.
Pero usted es el que ha analizado sus letras de modo meticuloso, el que tiene sus entrevistas...
Este es sólo un libro y necesitaba ver todo eso para hacer el trabajo de investigación. Y creo que cuando hay que sacarse de encima una verdadera peste, la única forma es la verdad. Yo no le temo a la verdad, pero él sí. Los que quieran imaginarse otra historia, una novela rosa y bonita, que vean Sudamerican Rockers (la serie de Chilevisión), pero el tiempo demostrará que mi libro dice la verdad.
¿No le parece igual de válida la versión de la historia de González en libros como Maldito sudaca?
El tergiversa la verdad, es un gran manipulador, un gran mentiroso. Hoy lo puedo decir: es un mentiroso. El jamás se ha hecho cargo de todo lo que ha hecho contra mí. A nivel público me tira buena onda en las entrevistas y hasta en un reciente concierto dijo: 'Yo no toco la guitarra tan bien como Claudio'. Pero muchas de sus canciones tienen textos sumamente agresivos hacia mí. Pero la gente cree que, porque hizo El baile de los que sobran, merece ser escuchado. El público no se da cuenta de todo lo que le está pasando.
Según usted, ¿qué perseguiría él con esa actitud?
Habría que preguntarle a él. ¿Qué le pasó que me odia tanto? Pero cuando le hacen preguntas que no le gustan, bota los micrófonos y se va. Hay muchas deducciones que se pueden sacar de mi libro. A mí me hubiese gustado que Los Prisioneros siguiéramos tocando, que fuéramos como U2, amigos siempre, pero, por él, no se pudo. Este grupo encarna una historia terrible y no fue nada de bacán.
No le parecería válido esperar también una versión de Miguel Tapia.
Me da lo mismo si lo cuenta o no. Podría contar muchas cosas. Sé de muchos asuntos que le han pasado a él también. Pero de este tema no hablo con Miguel, porque fue siempre muy distante de lo que pasaba entre Jorge y yo. No lo entiende mucho. Le regalé el libro anterior y no lo leyó.
¿Cómo se entiende que, en el proyecto a dúo que tiene con Tapia, siga cantando temas de González?
Es distinto: esas canciones las tocábamos juntos. Esto sucedió porque nos invitaron con Miguel a actuar. Y claro, la gente quiere vernos tocar a los tres, pero no se puede. Y el público ha hecho suyos los temas, los ha convertido en himnos, entonces, con mayor razón los tenemos que tocar. A mí ya no me gustaría cantar más temas de Los Prisioneros
¿Hubo propuestas para reunirse?
Sí, para uno de los festivales Maquinaria me llamó su productor, Leonardo Valeria, y me propuso la idea. Pero ni siquiera alcancé a hablar de platas. Para mí Los Prisioneros son historia muerta.
¿Qué sensación le da que una historia tan importante para muchos como Los Prisioneros culmine en algo que hasta limita lo sórdido?
Lo lamento mucho, pero no se puede falsear la historia. En este libro está lo que considero la verdad.