Plasmar su conocimiento de ocho años a la cabeza del municipio de Peñalolén, pero a una escala mucho mayor es una de las motivaciones que mueven a Claudio Orrego, para encabezar la Intendencia Metropolitana, cargo en el que lleva poco más de dos meses. "Es un gran desafío hacer ciudad, no es fácil, pero me gusta y me siento honrado por el nombramiento", comenta el ex candidato presidencial de la Democracia Cristiana. Desde su oficina, que da en diagonal a la Plaza de la Constitución, manifiesta que una de sus primeras tareas ha sido visitar las 52 comunas que componen la región. La razón, conocer en terreno los problemas particulares de su zona para poder construir un proyecto común. "Tengo que aprovechar mi experiencia de alcalde para trabajar con ellos. Yo no soy el jefe de ellos, soy un articulador", dijo. El abogado falangista, ya tiene un diagnóstico de las prioridades: mejorar la calidad de vida de sus habitantes, la seguridad y el orden público.

¿Cómo recibió la intendencia?

Te voy a ser bien franco y esto no tiene que ver con la administración  anterior.  Yo creo que, en los últimos años la intendencia se empezó a reducir al tema del orden público, marchas y estadio. Nosotros estamos trabajando contra la corriente, contra la inercia histórica. Queremos poner otros temas.

¿En qué sentido?

De trabajar para hacer una ciudad amable con más espacios públicos, en debatir sobre del agua en la región, el desarrollo productivo y el transporte, temas donde nosotros podemos influir a través de los Fondos Nacionales de Desarrollo Regional (FNDR). Queremos reposicionar a la intendencia en el rol hacedor de ciudad y no solamente ser una suerte de policía de esta".

¿Y cómo enfrentan el tema de la seguridad tomando en cuenta el número de marchas?

Estamos trabajando en una agenda de seguridad y orden público. No es fácil porque hay derechos que entran en colisión. Por un lado, hemos dicho que como gobierno vamos a respetar el derecho a manifestarse. Hicimos cosas inéditas, tenemos una mesa de trabajo con los convocantes, Instituto de Derechos Humanos, Carabineros e intendencia. La idea no es que nos juntemos  solamente con el motivo de un permiso en particular, sino para que hagamos un trabajo para que las marchas sean crecientemente pacíficas y podamos aislar a estos grupos violentos. También tenemos que tener un procedimiento para controlar y eventualmente detener y condenar a estos grupos pequeños, pero muy organizados, que se las saben por libro, que se infiltran y terminan siendo la postal de la manifestación: la destrucción que protagonizan estos pocos.

¿En qué va a consistir este grupo?

Es una instancia de coordinación, encabezada por el subsecretario del Interior, donde están los equipos de inteligencia de Carabineros, Investigaciones y la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) y el objetivo es recabar información y mejorar los mecanismos operativos para perseguir a lo autores de violencia. La gente busca efectividad, a mí no me van a medir por el número de querellas que presente como intendente.

¿De qué manera se va a focalizar la persecución?

Una cosa es la detención de una persona que hace disturbios en una protesta, más que con la intención de llevarlo a juicio, se hace para controlar la manifestación y otra muy diferente cuando alguien comete un delito grave como romper un semáforo, quemar un automóvil o intentar quemar a carabineros. En ellos nos vamos a enfocar. Tenemos que esforzarnos por mejorar la calidad de las pruebas que presentamos.

Dentro de las reuniones sostenidas ¿Cuál ha sido la posición de la Confech sobre la violencia?

Dentro del mundo estudiantil hay gente que se opone totalmente a la violencia. Otras que la explican,  más bien la lamentan, pero debo ser claro, hasta el momento nadie la ha justificado. A mí me gustaría que en la Confech fueran más claros en condenar la violencia en las marchas.

¿Le gustaría una declaración al respecto?

Es un adelanto importante que todos, en privado y en público, lamenten la violencia. Ahora hay algunos que son más enérgicos en la condena. Creo que es bueno porque separa del que organiza la marcha, del que va simplemente a destruir.

El 21 de mayo Michelle Bachelet anunció que mandará un proyecto que despenaliza el aborto en ciertos escenarios ¿Se abre el debate?

"El debate está abierto. Fue un tema de campaña y se ha discutido en todos los países del mundo. Eso no quiere decir que alguien cambie su postura. En mi caso, durante la campaña sostuve que creía en el principio general del respeto al derecho a la vida del que está por nacer y tenía dos excepciones y están incluidas en lo que propuso la Presidenta, que son el peligro de vida de la madre y el embarazo anencefálico o inviable. Hay una tercera hipótesis (casos de violación) que tengo mis dudas personales, pero en una sociedad democrática este tema se puede debatir, pueden haber posturas y todas son respetables".

Otra de sus preocupaciones ha sido preparar a la región para el invierno ¿En qué va esa labor?

Le hemos dedicado mucho tiempo. No podemos evitar las inclemencias del tiempo, pero si tenemos el deber de prepararnos. Por ejemplo, articular el Comité Regional de Emergencias y hacer que los 56 municipios tengan su plan de emergencia. Hemos identificado 500 puntos críticos de la ciudad de inundaciones que se reducen a 23 más complejos.

Es fundamental la prevención...

Sabemos que se viene un año intenso en lluvia y hay que prevenir. Detectamos puntos críticos rojos que son 23 por inundación, pasos bajo nivel, autopista y calles. Yo voy al paso bajo nivel en Lo Espejo, el colector es pequeño. Entonces, tengo bombas de agua precontratadas para ir a ese lugar y que no se anegue. En caso de ser mucha la lluvia, tener un plan de desvío de vehículos para no ver la imagen del bus de Transantiago tapado de agua.