Claudio Romero (17) todavía no puede creer que se colgó la medalla dorada en el Mundial Sub 18 de Nairobi, Kenia. El sábado apenas se coronó en África, no dejó de responder miles de mensajes de felicitaciones desde Chile. Pasó un día y al joven le cuesta hilvanar las respuestas al ser entrevistado por El Deportivo tras la ceremonia de premiación, donde se escuchó el himno chileno más fuerte que nunca. "Sorry por no haber contestado, estuve toda la mañana en el estadio", se excusa el flamante medallista dorado que, con simpatía frente a toda respuesta, escribe un ja ja ja. Parece un niño con su primer juguete, como si ese lanzamiento de 64,33 metros, hubiese tocado el cielo.

Hace un tiempo comentaba en una entrevista a La Tercera que no siempre su foco estuvo en el disco, pues se desempeñaba como rugbista. De hecho, su llegada a la disciplina que hoy lo tiene en los primeros planos fue por una mera casualidad. "Jugaba de segunda línea en el equipo de mi colegio, el San Gabriel, y a veces por su club, el Old Gabs. Y en un interescolar no tenían gente para lanzar bala. Como soy grande, me pidieron que participara. Alcancé los 11 metros y fui segundo. Me sorprendí mucho", recordaba.

Como había talento, cambió de deporte, para dedicarse a una de las pruebas más tradicionales del atletismo. "Comencé a entrenar en la UC y el sistema aquí es de compatibilizar bala y disco, para que se potencien. Yo decía que no quería porque lanzaba poco, pero confié en los entrenadores. Y aprendí que el DT siempre tiene la razón", decía en esa oportunidad. Algo que profundiza en esta entrevista, luego de convertirse en el primer chileno en ser campeón en un Mundial Sub 18.

¿Es cierto que pasó una época donde usted no quería saber nada del disco?

Es verdad. Yo cuando comencé a entrenar en la Universidad Católica, esperaba ser un gran lanzador pero de la bala. Y allí el método que usan es complementar la bala con el disco y por mucho tiempo no quería entrenar disco. Incluso faltaba a los entrenamientos en la Universidad Católica hasta que me pusieron un pare. Mi dos entrenadores, Eduardo Sotomayor y José Luis Rencoret, me sentaron y me dieron un discurso que me convenció mucho, con ejemplos de grandes atletas chilenos que habían llegado lejos no necesariamente en su prueba preferida. Y la única forma de descubrirlo, era probando.

¿Soñó alguna vez con ganar la medalla de oro?

La verdad es que siempre está la posibilidad, pero en una competencia pueden pasar muchas cosas. Nunca uno puede dar algo por sentado.

Pero el viernes había quedado segundo en la clasificatoria.

Sí, pero uno no puede estar seguro de nada. Sólo hacer lo que sabes hacer y esperar a que la suerte te acompañe.

En la final, el ucraniano Oleksiy Kyrylin lo sobrepasó y sólo le quedaban dos lanzamientos, ¿sintió la presión?

Realmente nunca pensé en eso. Porque sabía que me iba a salir el lanzamiento que me entregó la medalla, el oro. Estaba muy tranquilo de que todo el trabajo que había hecho hasta ese momento, daría mis frutos.

¿Por qué estaba tan seguro?

Sólo era un buen sentimiento.

Rompió el récord chileno y sudamericano y mejor marca en 2017 a nivel mundial. ¿Qué siente por haber conseguido todo eso?

Estoy muy contento la verdad de poder haber conseguido todo eso y más aún, porque fue en un Mundial. Dejé el nombre de mi país en lo más alto. Estoy muy agradecido, pero no sé de quién.

¿Qué fue lo primero que se le vino a la cabeza cuando ganó la medalla?

!!Soy campeón mundial!! ja ja ja. No sabía qué hacer. Fue un momento único.

Ayer en la ceremonia se escuchó el himno chileno gracias a usted. ¿Qué sintió?

Fue algo muy emocionante ver que todo el estadio lleno estaba escuchando el himno nacional.