El último partido de Universidad Católica dejó muchos sinsabores. La derrota frente a Cobresal no estaba en los planes de nadie. En ese partido, Mario Salas ordenó la salida de Claudio Sepúlveda en el entretiempo para dar paso a Tomás Costa. La idea era clara: volcarse en ataque para conseguir un resultado. La apuesta, sin embargo, no resultó, y los cruzados terminaron cayendo por 4-2 frente a los nortinos, exhibiendo un bajo nivel, sobre todo durante el segundo tiempo. ¿El comentario principal? El desequilibrio entre el ataque y la defensa, explicado, en parte, por la salida de Sepúlveda.

El volante, no obstante, no cree que el rendimiento del equipo decaiga con él fuera de la cancha y en diálogo con La Tercera, además, adelanta que la mejor versión de la UC todavía está por verse.

En 2013, con Martín Lasarte, usted se había transformado en pieza clave. Luego vino el corte de ligamentos en una rodilla y vuelta a empezar. Hasta ahora...

Fue duro. Con Lasarte había empezado a tomar mucha confianza. Me estaba afirmando como titular, pero con el apoyo de mis cercanos pude salir adelante.

En este torneo, sin embargo, pese a haber empezado como suplente, parece estar reencontrándose con su mejor versión.

Partí en la banca. Luego, lamentablemente, se lesionó un compañero y tuve la oportunidad. Es una linda posibilidad, que me tomo con mucha seriedad y responsabilidad, intentando hacerlo de la mejor manera posible para ayudar al equipo a ganar, que es lo que todos queremos. Hasta ahora, creo que he cumplido.

Cuando usted está fuera de la cancha, ¿siente que el equipo pierde equilibrio?

No sé, pero me siento bien. Cómodo. He hecho un buen trabajo. Es lo que rescato. Acá todos quieren hacer bien las cosas. De todas formas, es difícil analizarse a sí mismo. Tenemos un plantel con grandes jugadores. No me siendo indispensable. Sé que he jugado bien, pero en la UC nadie es irreemplazable.

¿Cuál es su análisis de la UC modelo 2015?

Hemos funcionado como equipo, pero siempre hay cosas por mejorar. El partido con Cobresal fue un golpe muy duro, pero sabemos que podemos sacar adelante la tarea. Tenemos muchas ganas de volver a los triunfos y seguir creciendo como equipo. Aún podemos hacernos más fuertes...

Desde ese punto de vista, ¿cuáles son las fortalezas y debilidades del equipo?

Las fortalezas son la dinámica, las ganas nuestras, la actitud que tenemos durante los partidos. Nuestro mejor atributo es que no nos damos por vencidos.

¿Y las debilidades?

No las puedo decir (ríe). Los rivales podrían tomar nota y complicarnos. Lo importante es que queremos mejorar día a día. Buscamos la perfección y, aunque no existe, intentamos acercarnos a eso.

Imagino que esa actitud se debe en gran medida a Mario Salas. ¿Cuánto ha influido en su forma de enfrentar los partidos?

Fue un muy buen cambio de aire. Él trabaja muy bien; es muy dedicado. Pero el cambio en la actitud también pasa por nosotros. Se ha visto un equipo renovado. Por Salas, pero también por nuestras ganas de revertir lo que hicimos el semestre pasado. No estábamos acostumbrados a vivir situaciones como las que nos tocaron... Las ganas que tenemos y el aporte del profe hace que seamos un equipo competitivo.

Sin embargo, hoy, a mitad de torneo, están a cinco puntos de Cobresal. ¿Ganarle a Huachipato es una obligación para pelear el título?

Huachipato va a ser un rival muy complicado, pero tenemos fe y confiamos en obtener un triunfo. De todas maneras, no sentimos que sean puntos determinantes en la lucha por el torneo.