No tienen relaciones diplomáticas desde hace 34 años. Sin embargo, a raíz del avance jihadista en el norte de Irak, Estados Unidos e Irán se han acercado para colaborar de manera conjunta con el objetivo de detener la crisis en el territorio iraquí. Estas son las claves para entender esta posible "alianza" entre dos enemigos históricos.

1 PRAGMATISMO DE OBAMA

El presidente estadounidense sabe que se enfrenta a un escenario adverso. La oposición republicana lo está culpando por haber retirado las tropas de Irak en 2011 de manera apresurada, según denuncia. Barack Obama ha descartado una nueva intervención militar para detener a los extremistas del Estado Islámico de Irak y Siria (Isis) y evalúa sólo una incursión aérea. Es en este escenario donde ingresa Irán que, al igual que la Casa Blanca, apoya al gobierno del primer ministro chiita iraquí, Nuri al Maliki. Según la revista The New Yorker, Obama está preocupado de que los extremistas sunitas ataquen sitios sagrados de los chiitas, la rama mayoritaria en Irán.

2 LAZOS ROTOS

Washington y Teherán rompieron relaciones en 1980, después del ascenso del ayatola Jomeini y su revolución islámica de 1979, y tras la toma de la embajada estadounidense en la capital iraní, que se extendió durante 444 días. Así, en la guerra entre Irak e Irán (1980-1988), Estados Unidos respaldó a Saddam Hussein, a quien luego derrocó en 2003. El gobierno norteamericano recién comenzó a descongelar el hielo tras la elección del Presidente iraní, Hassan Rouhani, el año pasado.

3 FRENTE COMÚN

Para Washington y Teherán, los jihadistas sunitas del Isis representan una amenaza brutal. Ambas partes temen que estas milicias jihadistas continúen su avance hacia Bagdad, que los kurdos se fortalezcan aún más en el norte y que finalmente Irak se desintegre. Fuentes citadas por Reuters revelaron ayer que diplomáticos estadounidenses e iraníes discutieron sobre la situación en Irak, en un intervalo de las conversaciones que se realizan en Viena por el programa nuclear iraní. Ello, mientras unos 5.000 ciudadanos iraníes se presentaron como voluntarios para defender los lugares santos chiitas en Irak, según el sitio web iraní Tabnak. A su vez, los milicianos del Isis se enfrentaron a las fuerzas gubernamentales iraquíes en la ciudad de Bakuba y otras zonas próximas a Bagdad.

4 OPORTUNIDAD HISTÓRICA

Para Irán, el territorio iraquí es clave. Durante más de dos décadas se enfrentaron a Hussein, de la minoría sunita, y como ahora en Irak gobiernan los chiitas, Teherán los respalda. En Irán, que posee un régimen teocrático, al menos el 90% es musulmán chiita, mientras que en Irak esta rama del islam llega a poco más del 60%. Los analistas estiman que para Irán esta es una oportunidad histórica para expandir su influencia. Teherán apoya a la guerrilla libanesa de Hizbulá, que a su vez defiende el régimen del Presidente sirio, Bashar Assad, mientras que el Isis pretende derrocarlo. Así, si los jihadistas ganan aún más terreno en el norte iraquí, se cortaría el flujo Irán-Irak-Siria-Líbano.

Además, en su frontera este, Irán tiene a Afganistán, que tiene un gobierno inestable y donde los talibanes han ganado terreno. Para expertos como Bob Dreyfuss, de The Nation, "ahora está claro que las guerras civiles en Siria e Irak son una sola. Y ambas batallas son complejas".

5 ROL DE ARABIA SAUDITA

Durante décadas, los sauditas han sido el contrapeso de los iraníes en la región. En Arabia Saudita, entre el 85% y el 90% es sunita. Algunos analistas sostienen que los sauditas y otros países del golfo Pérsico mantienen un conflicto armado contra los chiitas iraníes en el territorio iraquí y sirio. El primer ministro iraquí ha culpado a Arabia Saudita de respaldar a grupos como el Isis "financiera y moralmente", mientras que Riad ha señalado que el sectarismo en Bagdad es lo que genera la violencia en la región.