Los Cavaliers se convirtieron en el nuevo campeón de la NBA al vencer en el séptimo partido de la serie final a Golden State Warriors por 93-89. Guiados por un monstruoso Lebron James, el quinteto de Cleveland se consagró por primera vez en la historia de la franquicia como campeón de la liga de baloncesto.
De paso, los Cavaliers se transformaron en el primer equipo en remontar una desventaja de 1-3 en la final de la liga. Además, el equipo de Lebron James acabó con 38 años sin que un equipo visitante se impusiera en un séptimo y decisivo partido de la final. El último en hacerlo había sido Washington Bullets en 1978.
Sin duda que la gran figura de esta final fue Lebron James, elegido unánimemente como el Jugador Más Valioso (MVP), no sólo por los enormes números que estableció, sino que sirvió de inspiración para sus compañeros cuando parecía que los Warriors tomaban control del partido sobre el final. El tapón que le propinó a Iguodala con menos de dos minutos por jugar y con el marcador igualado a 89, quedará inscrito como una de las mejores jugadas defensivas de la historia.
Pese a la gran actuación de King James, fue el base Kyrie Irving el que tuvo en sus manos el tiro del campeonato. Con menos de un minuto por jugar, convirtió un triple que terminó desnivelando el marcador en favor de Cleveland.
Para Golden State, la pérdida de la final supone un duro golpe después de la enorme temporada regular que hicieron, en la que rompieron marcas históricas. Pero no pudieron con el monstruo Lebron, que al fin cumple su palabra de ganar un trofeo de la NBA para Cleveland después de dos intentos fallidos, uno de ellos precisamente el año pasado ante los Warriors.