La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, confirmó hoy que el Presidente de Costa Rica, Oscar Arias, será el mediador en la crisis en Honduras, después que ambas partes aceptaran ese papel.

Su declaración llega después de que en Tegucigalpa, el nuevo gobernante, Roberto Micheletti, dijera haber aceptado la mediación por parte de Arias, quien ganó el Premio Nobel de la Paz 1987.

El depuesto mandatario, Manuel Zelaya, también está de acuerdo con el nuevo papel de Arias, aseguró Clinton, quien se reunió hoy en Washington con el líder hondureño y habló por teléfono con el jefe de Estado costarricense.

"Él ha dicho que está dispuesto a comenzar inmediatamente", dijo la jefa de la diplomacia estadounidense, quien señaló que su país espera que las conversaciones lleven "a la restauración del orden democrático y constitucional, y a una solución pacífica" al conflicto.

Clinton afirmó que la prioridad de su país es que las dos partes en Honduras inicien el diálogo directo.

"Estamos a punto de que eso ocurra", apuntó Clinton en una rueda de prensa, en la que explicó que Arias realizará su mediación desde Costa Rica, a donde se desplazarán Micheletti y Zelaya.

A su salida del Departamento de Estado, Zelaya confirmó que mañana viajará a Costa Rica para iniciar las conversaciones, al tiempo que admitió la posibilidad de adelantar las elecciones de su país, pero solo si las convoca el Gobierno legítimo que él representa.

Clinton dijo que Arias es "la persona natural" para asumir ese papel, dada su experiencia como intermediario en el conflicto en El Salvador en los años 80, que le valió el Nobel.

La secretaria dijo estar animada de que Zelaya haya aceptado el proceso de negociación en Costa Rica, que es "un camino mejor, en este momento, que intentar volver (a Honduras), contra la oposición implacable de un régimen de facto".

"En lugar de otra confrontación que pueda resultar en muertes, intentemos el proceso de diálogo", dijo Clinton.

El domingo, dos manifestantes murieron por disparos en el aeropuerto de Tegucigalpa, adonde habían acudido para recibir al depuesto mandatario, al que las fuerzas armadas hondureñas impidieron aterrizar.

Clinton señaló que Zelaya agradeció en su reunión conjunta el papel que ha desempeñado el embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa, Hugo Llorens, que ha dado seguridad a su familia y "es una de las pocas personas que puede hablar con todas las partes en este momento".

La secretaria indicó que su Gobierno seguirá analizando si debe mantenerlo en la capital hondureña o retirarlo, como han hecho otros países.

Por su parte, Ian Kelly, un portavoz del Departamento de Estado, dijo que Estados Unidos suspenderá la ayuda "que beneficie directamente al régimen de facto" de Honduras, incluida la asistencia militar, aunque explicó que aún no se ha definido la cantidad que retendrá.

En todo caso, Kelly aclaró que ese tipo de asistencia es un "porcentaje bastante pequeño" del volumen total del dinero que Estados Unidos envía a Honduras y precisó que su Gobierno mantendrá los programas que promueven la democracia y que dan asistencia directa a los hondureños.

Zelaya fue detenido y expulsado del país por los militares el pasado 28 de junio, tras lo cual el Congreso hondureño lo destituyó y nombró en su lugar al hasta entonces titular del Legislativo, Roberto Micheletti.

Ese día el derrocado mandatario planeaba llevar a cabo una consulta popular para que los hondureños opinaran sobre la necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente, a pesar de que había sido declarada ilegal por los poderes legislativo y judicial.

MEDIACION COMIENZA EL JUEVES
La mediación comenzará el jueves en San José, según anunció hoy el jefe de Estado costarricense.

Arias dijo que Zelaya estará volando el miércoles desde Washington hacia San José. Por su parte, Micheletti lo hará el jueves.

"El diálogo se va a iniciar (el jueves) muy pronto, por ahí al mediodía o en la tarde del jueves y esto me produce mucha satisfacción", dijo Arias.

El mandatario costarricense anunció que el encuentro se desarrollará en su residencia, ubicada en una colonia del oeste de la ciudad capital, por considerar que es un lugar adecuado para brindarle a la reunión la necesaria "tranquilidad".