La secretaria de Estado nortemaricana, Hillary Clinton, comentó el jueves que abordó la situación de Honduras en un diálogo tripartito con sus colegas de México y Canadá, pero ninguno de los tres ministros hizo notar la necesidad, como requisito para una solución, el retorno al cargo del presidente depuesto Manuel Zelaya.
Clinton dijo que las partes reafirmaron "el compromiso de restaurar el orden constitucional y democrático" en ese país, afectado por un golpe militar el 28 de junio.
La omisión de Clinton, al no mencionar a Zelaya, parece confirmar la tendencia mostrada por el Departamento de Estado en días recientes frente al depuesto Presidente.
El miércoles, el portavoz Robert Gibbs, no quiso reafirmar la posición inicial de Estados Unidos, de que Zelaya retorne al cargo como Presidente legítimo. Gibbs dijo solamente, "continuamos creyendo que las acciones tomadas por los golpistas no están de acuerdo con los principios democráticos".
REACCIONES
Clinton declaró que en el encuentro con los cancilleres Patricia Espinosa, de México, y Lawrence Cannon, de Canadá, realizado en el Departamento de Estado "hemos subrayado nuestro apoyo al proceso de diálogo que ha iniciado el presidente Oscar Arias", de Costa Rica, y que se reanudará en una segunda ronda el sábado en San José.
Espinosa dijo a su vez, "hemos coincidido en la importancia de que frente a la ruptura del orden constitucional, que todos hemos condenado y rechazado tajantemente, es importante encontrar una solución negociada a través del diálogo".
Cannon dijo solamente que los tres hablaron de "temas de interés y preocupaciones mutuas... así como las oportunidades que se nos presentan".
También en la jornada, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, dijo que la declaración del presidente de facto Roberto Micheletti de que estaba dispuesto a renunciar si se le garantizaba que Zelaya no iba a retornar al cargo era "una buena señal", pero su condicionamiento "resulta totalmente inaceptable".
Recordó que Micheletti había declarado anteriormente que sólo muerto lo sacarían de la presidencia y lo que decía ahora "es una buena cosa creo yo, hay buenas señales" para una solución, y atribuyó esos comentarios a que la presión del aislamiento internacional del gobierno de facto estaba surtiendo efecto.