El gobierno francés autorizó a los clubes nocturnos en todo el país a permanecer abiertos hasta las 7 de la mañana, justo a tiempo para la despedida del año.
Pese a la reputación francesa de pasarla bien y divertirse, los aficionados se habían quejado de que la vida nocturna, especialmente en París, estaba en declinación.
Un pedido hecho por ciudadanos a través de internet advirtió que la Ciudad de las Luces se había convertido en la "capital europea del sueño" y se quejó de que los músicos, animadores y fiesteros se van en cambio a Londres, Barcelona, Praga y Berlín.
Para algunos es cuestión de economía. "De este modo vale la pena pagar el precio", comentó Elodie Bari, de 24 años, que se preparaba para divertirse en la última noche del año en el enorme club Macumba cerca de la frontera francesa con Suiza. El club, con siete salas de baile, ha contratado a 10 discoanimadores para la velada.
En París, la policía suele hacer ordenar el fin de las festividades debido a quejas de los vecinos. Desde hace dos años está prohibido fumar en restaurantes y bares.
Hasta ahora, las autoridades locales tenían la prerrogativa de decidir hasta qué hora podían abrir los clubes nocturnos. Ese hecho aumentaba la posibilidad de que se manejara en estado de ebriedad, ya que los jóvenes se subían a sus automóviles y se dirigían a lugares donde otros clubes abrían hasta más tarde, dijo el sindicato de hoteles y restaurantes Synhorcat.
Las horas de cierre eran particularmente irregulares en París, porque la ciudad está dividida en 20 distritos.
La nueva ley uniforma el horario y permite que la fiesta siga hasta que salga el Sol. También dispone que los clubes dejen de servir alcohol una hora y media antes del cierre.