En 2006 comenzó a regir la ley de aseguramiento de la calidad en educación superior, que busca, entre otras cosas, acreditar a los planteles. Desde ese entonces, cientos de recintos técnicos y universitarios se han sometido a la evaluación de pares evaluadores y comisionados para obtener certificación de uno a siete años.
Cuando un plantel se presenta al proceso, la CNA vela porque la institución cumpla con la misión que ella se ha propuesto. El criterio para acreditar es igual para todos. Es decir, no hay distinción entre centros de formación técnica (CFT), institutos profesionales (IP) y universidades. ¿El problema? "Los términos de referencia para acreditar no son lo suficientemente claros, son difusos. No podemos evaluar a una institución técnica igual que a la U. de Chile", explica el presidente de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), Matko Koljatic.
Coincide el rector del Inacap y presidente de CFT e IP acreditados, Gonzalo Vargas: "Muchas veces, lo que pasaba era que llegaban los pares evaluadores a ver, por ejemplo, la carrera de técnico en mecánica y preguntaban por la cantidad de libros o si los docentes tenían doctorado. El programa no es teórico, es práctico y pesa más el tipo de máquinas o la experiencia del profesor", dice.
Ante la situación, la CNA conformó un comité técnico. ¿El objetivo? Establecer criterios de acreditación por tipo de institución. En otras palabras, los CFT e IP tendrán estándares distintos a los de las universidades. Los detalles están afinándose.
Según Vargas, la ley estipulaba la creación de términos diferenciados desde un principio, pero no se hizo. "La CNA estaba en deuda con esto. Se necesitan criterios claros. Ha pasado que a un plantel lo evalúan con un criterio y meses después con otro. Con el cambio, el proceso podría ser más transparente".
Para Matko Koljatic, en tanto, la idea es avanzar en criterios diferenciados por nivel. "Se trata de acreditar a las instituciones de acuerdo con lo que son. Por ejemplo, en el área de vinculación con el medio, uno esperaría que una universidad cuente con una orquesta sinfónica. Sin embargo, podría no ser necesaria en los recintos técnicos", adelanta a La Tercera.
Entonces, ¿los parámetros a CFT e IP serán menos exigentes? "Sí. Podríamos aceptar que un profesor de recinto técnico sea partime y que tenga experiencias en la práctica y ojalá con magíster. Pero no en una universidad como la Católica, por ejemplo, donde tiene que haber doctores", explica el presidente de la CNA.
Hasta el año pasado, 48 CFT y 49 IP estaban sin acreditación.
Otra modificación tiene que ver con la modalidad online y semipresencial. "¿Cómo se evalúa la calidad de esos programas? Estamos trabajando en ello. Lo que queremos saber es cómo están aprendiendo los alumnos y cómo les va al egresar y salir al mundo laboral", agrega Koljatic.