En agosto del 2007, Joshua Dos Santos tenía 22 años y conocía de memoria las Danzas sinfónicas de West Side Story, de Leonard Bernstein. Era parte de su trabajo, pieza de su currículo, objeto de su deseo y herencia de su estudio. Como alumno aventajado del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, conocido simplemente como "El Sistema", Dos Santos era uno de los varios músicos de la Orquesta Simón Bolívar que acompañó a Gustavo Dudamel en su presentación en los famosos Proms de la BBC, en Londres.
Siete años después de aquel concierto, que incluyó las Danzas sinfónicas de Bernstein, Joshua Dos Santos ya no tiene entre manos el arco del chelo, sino la batuta de director. Es más, es el habitual colaborador del destacado director venezolano Gustavo Dudamel durante sus presentaciones internacionales. También es director por derecho propio y hoy dirigirá a la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil de Chile, en un concierto que incluye la popular pieza de Bernstein.
La presentación, parte de la temporada de la agrupación nacional juvenil, también incluirá el primer movimiento del Concierto para violín de Tchaikovsky, así como la Bachiana brasileira Nº 5, de Heitor Villa-Lobos.
Discípulo del maestro José Antonio Abreu, el hombre que creó El Sistema en 1975, Dos Santos es un especialista en el repertorio latinoamericano, y en ese sentido se entiende la inclusión de la obra del brasileño Villa-Lobos en el concierto de hoy. "Tocar y estrenar música de nuestros compositores es uno de mis objetivos. En Latinoamérica se compone tanta música como en Europa o Estados Unidos, y su nivel es altísimo. Sin embargo, muchas veces estas creaciones terminan relegadas a las bibliotecas de las universidades o sólo conocidas entre amigos. Eso es muy triste", dice Dos Santos.
A fines del año 2012, el director caraqueño fue invitado a participar en el festival Voices from Latin America, en el Carnegie Hall de Nueva York, donde varios creadores latinoamericanos estrenaron piezas. Había composiciones de los pianistas y jazzistas Danilo Pérez y Gonzalo Rubalcaba, de Panamá y Cuba, respectivamente; pero también de los músicos clásicos Enrico Chapela y Esteban Benzecry, de México y Argentina. Ese mismo año también le tocó dirigir a la Orquesta Filarmónica de Los Angeles, una de las más importantes en el mundo y de la que es titular Gustavo Dudamel. "Es un conjunto con gran tradición, pero creo que Dudamel ya ha imprimido su sello en él. Cierta libertad y flexibilidad propias de su estilo", cuenta, durante sus ensayos en Chile.
De su trabajo con su compatriota, dice: "Es muy exigente, pero al mismo tiempo tiene una educación y una elegancia únicas para pedir las cosas, siempre con una sonrisa en el rostro. Es un auténtico colaborador con las orquestas".
La exigencia de Gustavo Dudamel es, para Dos Santos, parte del ADN que dejan los años de entrenamiento y estudio bajo El Sistema. "Nuestra principal fuerza es el trabajo constante, la disciplina y el esfuerzo. El Sistema nunca pierde de vista dos objetivos: funcionar como herramienta de inserción social, para educar a los chicos con problemas o con dificultades económicas, y no perder de vista la excelencia musical. Las dos cosas van de la mano, no se pueden separar", explica.
La experiencia venezolana, uno de los orgullos de los últimos gobiernos de ese país, ha sido replicada en varios países latinoamericanos y actualmente también se está imitando en Europa. "Esto no se trata de ser venezolano. Es una experiencia que se puede hacer en muchas partes y, en ese sentido, me ha dejado sorprendido el buen nivel de la Sinfónica Nacional Juvenil de Chile", acota Dos Santos.
Ejemplo en la educación musical, El Sistema tuvo uno de sus últimos logros en el tradicional Festival de Salzburgo (Austria), donde la Orquesta Sinfónica Infantil de Venezuela fue dirigida por Simon Rattle, el conductor de la Filarmónica de Berlín. "Tocaron la Primera sinfonía de Mahler, con la nieta del compositor entre el público, y todo resultó perfecto. Eran chicos de 15 años", comenta, orgulloso, Dos Santos.