Cuando a fines de marzo Chris Martin y Gwyneth Paltrow anunciaron su separación, dieron pie a una de las revelaciones más inesperada en el mundo del espectáculo. De hecho, al afirmar que acarreaban varios problemas en los últimos años, derrumbaron la imagen de una de las parejas más sólidas del circuito.
Pero la noticia y sus consecuencias no solo se remitieron a las páginas de celebridades; también asomaron huellas del quiebre y la nueva vida en el propio destino profesional de Martin y, por consiguiente, en el nuevo cancionero de Coldplay: un mes antes del anuncio, la banda liberó Midnight, el primer adelanto de su nuevo álbum, canción que marcó una fuerte diferencia con los explosivos sintetizadores de Mylo Xyloto (2011). El tema es profundamente melancólico, ligado más al sonido de créditos alternativos como Bon Iver que al rock de estadios de U2.
Esa fue la primera señal que Ghost stories, el sexto álbum de los británicos y que fijó su estreno oficial para este viernes 16, se encaminaría por un aire más lúgubre y ambiental, cercano a los inicios de la banda. "La idea del trabajo es cómo tus acciones del pasado, tus fantasmas, marcan tu presente y tu futuro" afirmó Martin en entrevista con la BBC. El primer sencillo del disco, Magic, presentado a principios de marzo, confirmó la nueva dirección que el cuarteto tomó para este trabajo, con un sonido minimalista.
Por su parte, Martin se hizo cargo de las especulaciones y reveló que efectivamente gran parte de la inspiración de este nuevo título vino de sus problemas maritales: "Puedes estar con alguien genial, pero por tus propios problemas no puedes aprovecharlo de la manera adecuada", comentó en una reciente entrevista y en alusión a sus recientes episodios personales.
Pero el giro en las texturas sonoras también es consecuencia de otra variación mayor: los hombres de Yellow cambiaron su forma de componer. Si en los trabajos anteriores, la mayoría de los temas se originaban desde la pluma de Martin, esta vez el cantante impulsó a sus compañeros de banda a expresar sus propias ideas, lo que derivó, por ejemplo, en que el bajista Guy Berryman inventara la melodía principal del primer single. La producción del disco también tuvo una modificación importante. El conjunto no recurrió a Markus Dravs y Brian Eno, responsables de la labor en sus dos trabajos anteriores, sino que esta vez ellos mismos se encargaron de la mayoría de las funciones, junto a productores invitados, como Paul Epworth (Adele), Timbaland (Justin Timberlake) y el DJ Avicii. Todas figuras absolutas en las perillas, nombres consolidados como los más cotizados de su rubro.
Aunque aún faltan un puñado de días para su salida oficial, la banda ya ha realizado una fuerte promoción del trabajo desde marzo, cuando, por ejemplo, realizaron un concierto íntimo frente a 800 personas, donde interpretaron el disco entero. Entre versiones de estudio y en vivo, cinco de las nueve canciones del disco ya se pueden escuchar en buena calidad por internet.
Además, el grupo organizó una búsqueda de las letras del álbum, escondidas en novelas de fantasmas en bibliotecas alrededor del mundo, las que posteriormente se encontraron en lugares tan distintos como México y Finlandia.
Las expectativas de los fanáticos y de la prensa son altas, con la revista Rolling Stone apuntando a Ghost stories como una de las pocas esperanzas para una industria discográfica que ha vendido particularmente poco este año y que hace ya un rato no es sacudida por un buen disco de una megabanda. Aunque esta vez han optado por la intimidad, Coldplay sigue llenando ese nicho.