Había dicho que no devolvería ninguna obra voluntariamente. Incluso puso un recurso judicial para evitar la incautación del tesoro de arte que las autoridades descubrieron en su departamento de Munich y en su casa de Salzburgo, Austria. Pero cambió de opinión. Cornelius Gurlitt, el coleccionista de 81 años, llegó a un acuerdo con el gobierno alemán para analizar todas las piezas sospechosas de haber sido robadas por los nazis, con el fin de devolverlas a los propietarios originales.
La colección, que incluye obras de Picasso, Matisse, Renoir y Otto Dix, entre otros, ha sido valorada en más de US$ 1.300 millones. En 2012, las autoridades de Baviera incautaron 1.280 obras de su departamento, y a principios de este año descubrieron otras 60 en su residencia austríaca.
Los expertos sospechan que 500 de ellas habrían sido expoliadas por los nazis a sus auténticos dueños.
Gurlitt "se mostró preparado para permitir que se analicen todos los cuadros sospechosos de haber sido robados para establecer su procedencia", informaron el gobierno alemán, el Ministerio de Justicia de Baviera y los abogados del anciano, cinco meses después de que saliera a la luz el hallazgo. El coleccionista "se compromete a devolver de manera voluntaria todos los cuadros que hayan sido robados", indicó la ministra regional de Cultura de Baviera, Monika Grütters, en declaraciones a la TV.
A su vez, las autoridades se comprometen a devolver las obras libres de sospecha dentro de un año, excepto aquellas que aún estén siendo analizadas. Hasta entonces Gurlitt podrá acudir a verlas siempre que quiera. "Tiene acceso a los objetos de arte. Puede visitar los cuadros", informó su asesor Christoph Edel.
Las obras confiscadas permanecen aún bajo custodia de las autoridades y forman parte de la plataforma online Lost Art (Arte perdido). El grupo especializado Schwabinger Kunstfund será el encargado de analizar cada una de ellas.
Gurlitt contará con al menos un científico en el grupo de expertos encargados de la investigación, para garantizar con ello los intereses del coleccionista.
La primera obra que será regresada a sus propietarios será el retrato de Mujer sentada de Henri Matisse, que estuvo en poder de Hermann Göring antes de llegar a Gurlitt y pertenecía al coleccionista judío Paul Rosenberg.