Cuatro son las categorías de desempeño en las que serán clasificados, a partir de diciembre, todos los colegios que imparten educación básica: alta, media, media baja e insuficiente.
La ordenación estará a cargo de la Agencia de Calidad de la Educación y una de las mayores consecuencias es que los establecimientos que tengan el más bajo rendimiento por cuatro veces consecutivas perderán el reconocimiento oficial y deberán dejar de funcionar, independientemente de si son escuelas municipales, subvencionadas o particulares. Según simulaciones realizadas por la agencia con datos de 2011, el 45% de los colegios municipales, el 28% de subvencionados y el 9% de los privados podrían enfrentarse a dicho efecto.
Al preverse un cierre, la agencia deberá informar a los apoderados aquella situación y entregar datos sobre otros 30 colegios cercanos. Al ocurrir la pérdida de reconocimiento oficial, los alumnos serán trasladados a un plantel de mayor rendimiento y también podrán contar con el apoyo de la agencia para el transporte.
El secretario ejecutivo de la agencia, Sebastián Izquierdo, explica que la idea de la ordenación responde a una necesidad de "saber cuáles son los establecimientos que tienen que mejorar, entendiendo el contexto en que están ubicados y cuáles son sus alumnos".
El decreto supremo, visado por Contraloría el 3 de marzo y al que tuvo acceso La Tercera, sostiene, además, que se busca "responsabilizar a los establecimientos y sus sostenedores del cumplimiento de los aprendizajes de los estudiantes".
Izquierdo agrega que también se quiere entregar más información a la comunidad escolar para que se involucre en la educación de sus hijos y sea un actor clave.
El nuevo sistema responde a la ley del Sistema Nacional de Aseguramiento de la Calidad, que indica que la metodología no podrá ser revisada antes de cuatro años. Para el director del Mide UC, Jorge Manzi, "hubiese sido mejor establecer una marcha blanca, para que la normativa se perfeccionara en el camino".
LA IMPLEMENTACION
El decreto especifica que se partirá por los colegios de básica que tengan más de 30 alumnos y, en un primer momento, "se va a comenzar con difundir en qué consiste la metodología, para poder decirles a los establecimientos que, según los datos que tiene la agencia, ese colegio estaría en cierta categoría", dice Izquierdo.
Agrega que, de esta forma, el director y la comunidad podrán trabajar en los resultados, y en esos meses podrán acceder a orientación y material de apoyo que estará disponible en el sitio web de la institución.
Algunos colegios, además, recibirán la visita de personal de la agencia y del Ministerio de Educación, los que sostendrán reuniones con los directores, equipos técnicos y comunidad educativa, para detectar las falencias del colegio y proponer soluciones. También se darán asesorías académicas y financieras en casos donde sea necesario.
Este sistema de visitas se extenderá una vez que la ordenación se oficialice y las prioridades estarán en los colegios con menor rendimiento.
La metodología para ordenar los colegios contempla los resultados de las últimas tres pruebas Simce, los que pesarán un 67%. El 33% restante se medirá por indicadores como asistencia escolar y equidad de género (ver infografía).
El peso de los resultados del Simce en la clasificación es cuestionado por Juan Pablo Valenzuela, experto en educación de la U. de Chile: "Existe una sobrevaloración del test y el riesgo es que las escuelas se enfoquen aún más en trabajar en torno a la prueba".
Otra preocupación ante el nuevo sistema es la utilización de datos antiguos. "En 2011 nadie conocía la norma, y datos como nivel de autoestima podrían verse alterados y perder la validez cuando la gente responda sabiendo las consecuencias", explica Manzi.