Una dieta en la que se privilegian las grasas en desmedro de frutas y verduras, tarde o temprano pasa la cuenta. Los riesgos no se limitan sólo a peligro cardiovascular, incluso existirían altas posibilidades de desarrollar Alzheimer o demencia en la vejez si se tuvo esos patrones de alimentación entre los 30 y los 40 años.

Un amplio estudio realizado por la División de Investigación de la Kaiser Permanente, EE.UU., y la Universidad de Kuopio, en Finlandia, corrobora el rol del colesterol como factor de riesgo de demencias.

La investigación, publicada en Dementia & Geriatric Cognitive Disorders, comprendió cuatro décadas de estudio a 9.844 hombres y mujeres, a los que les midieron sus niveles de colesterol. Los análisis determinaron que aquellos que presentaban 240 miligramos por decilitro de sangre (ml/dl) a los 40 años tenían un 66% más de riesgo de presentar Alzheimer en la vejez. Incluso, los niveles de colesterol alto dentro de los límites recomendados (200 ml/dl a 239 ml/dl) también son un peligro, ya que elevan la posibilidad de demencia vascular (deterioro producido por accidentes o hemorragia vascular cerebral) en un 52%.

DAÑO CEREBRAL
Rachel Whitmer, científico de Kaiser y epidemiólogo, explica que una de las principales conclusiones del estudio es que no sólo con altos niveles de colesterol existe riesgo de demencia más tarde en la vida, sino también los niveles de colesterol limítrofes son peligrosos.

Mantener buenos niveles de colesterol se asocia comúnmente como una medida de prevención de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, la acumulación de colesterol no se produce sólo en las arterias coronarias, sino que afecta a todo el organismo.  Archibaldo Donoso, neurólogo de Hospital Clínico de la U. de Chile, explica que al practicar autopsias a pacientes con demencia, muchos presentan daño vascular.  "El colesterol va dañando las arterias no sólo del corazón, también las cerebrales. Al acumularse, el colesterol produce zonas en que las neuronas quedan con falta de oxígeno o se mueren por infarto cerebral", indica Donoso.

El colesterol es una sustancia grasa necesaria para el normal funcionamiento del organismo. El hígado elabora el colesterol que el cuerpo requiere para formar membranas celulares y producir hormonas. Pero al comer alimentos ricos en grasas, como los lácteos o las carnes rojas, se introduce colesterol adicional en el organismo.
El peligro se produce cuando el nivel de grasas o lípidos sobrepasa ciertos límites en el flujo sanguíneo. Lo recomendable es que sea inferior a 200 mg/dl, aunque niveles de 170 serían los óptimos.

En Chile existen cerca de 170 mil pacientes con demencia "y se calcula que para el 2030 se podría tener el doble, ya que, por una parte, se vive más y, por otra, existe una alta prevalencia de hipertensión, dislipidemia (colestoral alto) y sedentarismo", concluye Archibaldo Donoso.

Las deudas de la dieta

Jaime García, nutriólogo especialista de Capredena, explica que las personas con antecedentes familiares de patologías vasculares, demencia, Alzheimer, infartos o enfermedades arteriales, deben estar más atentas a los cuidados en su dieta. En esos casos, es clave un diagnóstico personal desde los 18 años y considerar medidas como disminuir el consumo de grasas en la dieta. El chileno no cuida su dieta. El especialista explica que una jornada típica de un adulto consiste en no tomar un buen desayuno o, definitivamente, no desayunar. Luego, a la hora de almuerzo, comer empanadas, sándwiches o completos, y en la noche volver a comer gran cantidad de calorías. "Todo eso produce un gran desequilibrio, ya que al comer tarde y mucho, se metaboliza de una manera más lenta, se quema menos calorías, las que se acumulan en el cuerpo como grasa", indica García. Algunas maneras de reducir el nivel de colesterol son cambiar la alimentación. Jaime García recomienda incluir grasas vegetales de calidad, como las que aporta el pescado, omega 3, consumo de leche descremada, una alimentación variada, con consumo moderado de alcohol y dulces.