Una hazaña, para ser completa, debe ser indiscutible. Colo Colo cumplió con jugar mejor y hacer cuatro goles y dio vuelta la llave de Copa Chile ante La Serena. Sin embargo, los albos deben estar molestos con Patricio Polic, porque quedará en el recuerdo que su proeza en el Monumental fue gracias a dos fallas del árbitro y de sus asistentes, una de ellas impresentable. El 4-0, histórico porque nunca los albos habían dado vuelta una llave con tres goles de desventaja, se ensució injustamente. Y el conjunto de la Primera B lo pagó.
Guede armó un equipo para ir por la epopeya, para forzarla desde el inicio. Una línea de tres en el fondo, un solo contención neto y libertad absoluta del resto para llegar al área papayera. Bolados y Véjar como los extremos; Figueroa, Valdés y Valdivia como internos; y Paredes rondando el área, como es su costumbre.
En teoría, un cuadro ultraofensivo. En la práctica, sin embargo, el asunto no fue tan así en la primera mitad. La Serena, sin atrincherarse en el área, supo complicar al Cacique, gracias a la movilidad de Rubina y Salazar, más la potencia del colombiano Mosquera. Lógicamente, el plan de Colo Colo incluía dejar muchos espacios en retaguardia y exigir los mano a mano de sus defensas con los atacantes nortinos.
A los albos les costaba llegar. Guede en más de una ocasión perdió la paciencia, exigiendo más presión, más intensidad de mitad de cancha hacia arriba. El DT, incluso, cambió el esquema. De un 3-4-2-1, pasó a un 3-2-4-1. Retrocedió Valdés como volante mixto, se abrió Figueroa y Bolados se ubicó más cerca de Valdivia. De un momento a otro, el conjunto serenense peligrosamente retrocedió.
Las cosas en la cancha se veían mejor para el dueño de casa, pero el gol no llegaba. La tensión, por lo mismo, crecía. Los hinchas blancos quedaron fríos a los 43', con el gol anulado a Muñoz. El juez interpretó (erróneamente) que un compañero en fuera de juego del volante granate estorbó a Orión en la jugada. Primer gran error.
Poco después, en el último segundo de descuento, Gabriel Suazo marcaba el 1-0. El mejor impulso, esperanza viva de una hazaña de cara a la segunda mitad. Lo mejor para Colo Colo es que ese despegue se confirmó rápidamente con la segunda conquista de la noche, obra de Paredes a los 51'. Ya estaban en la cancha Maturana y Salas y quedaba mucho partido para, por lo menos, ir por los penales. La Serena quedó golpeada, el Cacique seguía empujando y Jaime Valdés se inspiró, cargado hacia la izquierda, desde donde generó mucho daño. Fue Pajarito el autor del 3-0 (70'), con un derechazo.
Restaba sólo un gol para la épica. Sin embargo, todo se ensució a los 76', con otro tanto de La Serena mal anulado por Polic. Y esta vez fue grosero, porque Alan Muñoz estaba totalmente habilitado para cabecear el 3-1 que en ese minuto sellaba la clasificación de los papayeros. Un yerro referil escandaloso, acentuado por el 4-0 de los albos, anotado por Paredes con una brillante volea.
Los fanáticos albos, que sólo piensan en el resultado, festejan. Saltan y cantan. Entienden que Colo Colo jugó mejor y mereció ganar, lo que es verdad, pero ni piensan en que al final sólo clasificó gracias a la ceguera imperdonable de los árbitros. El Cacique también debería estar molesto con Polic, por contaminar su gesta.