Las diferencias no fueron notorias. Un equipo de Primera versus uno de Primea B. Un cruce lleno de historia en el que Colo Colo tuvo que batallar más de la cuenta para encontrar desequilibrio.

Las diferentes categorías no se hicieron evidentes. Todo lo contrario. El cuadro nortino se paró con personalidad e hizo frente al Cacique. Con Arturo Sanhueza más vigente que nunca, manejando el ritmo del encuentro. Y con mucha voluntad defensiva y solidaridad en todas las líneas. El equipo de Calama fue un dignísimo rival para los albos, que gozaron de las mejores ocasiones sobre el arco rival, aunque la contundencia se quedó en Santiago.

Pablo Guede modificó su equipo desde la mitad hacia adelante y mantuvo intacto el bloque posterior intentando mantener la solidez defensiva.

Fue un encuentro de trámite disputado, sobre todo en la primera mitad. El cuadro local atacó bien. Fue un equipo corto y se movió en bloque. Utilizó de buena manera las bandas y rompió la resistencia con adelantamientos constantes por el medio. Por lo mismo, los santiaguinos se vieron obligados a retroceder. Repliegue que, pese a todo, no le cuesta en demasía. Los albos intentaron siempre una salida fluida. Con Zaldivia jugando a gran nivel y comandando la mayoría de las salidas desde el fondo.

La resistencia loína duraría 51 minutos. Momento en el que Octavio Rivero logró abrir el marcador. Con ese tanto, el trámite se abrió. Parecía que los albos sí lograrían plasmar en el resultado las diferencias con su rival. Pero sucedió exactamente al revés. El gol en contra no amilanó a Cobreloa, que siguió empujando y buscando mejor suerte. Y la encontró. Con una volea perfecta de Fernando Cornejo hijo que volvió a sembrar la incertidumbre.

De ahí en más, de nuevo el ida y vuelta. Con Colo Colo presionando sobre la mitad de la cancha, intentando recuperar la pelota lo más rápido posible. Pablo Guede, mientras, gritaba y gesticulaba empujando a su equipo hacia adelante.

El mérito albo fue no desesperarse. Siguió tocando la pelota, asociándose en el medio a gran velocidad para generar espacios. Y el premio llegó casi sobre el final. Una buena combinación entre Ramón Fernández y Esteban Paredes, terminó en un pase en profundidad para Martín Rodríguez que ingresó sin marca al área y desniveló el marcador con un zurdazo cruzado.

Los albos se quedan con un triunfo trabajado. Más de lo que probablemente ellos mismos pensaron. Y siguen soñando en Copa Chile, ahora con la primera opción de avanzar a semifinales.

Cobreloa, en tanto, sigue vivo. Con una distancia mínima en el marcador, los naranjas tienen derecho a soñar. Todo se definirá en el Monumental, que este año, está lejos de ser una fortaleza.