Sin trámites, sin dudas, sin perder el tiempo. Las cosas en su lugar desde un comienzo. Colo Colo, el puntero, le dio un baile a Cobreloa, el colista. Treinta puntos de diferencia al comienzo del partido que se estiraron a 33 con el pitazo final. Una victoria rotunda del Cacique por 4-1, que sigue su carrera por ganar el Apertura 2014, con argumentos y con juego de sobra para soñar con el bicampeonato.
Media hora (33 minutos para ser precisos) demoraron los albos en resolver el compromiso. A los 11 minutos, Christian Vilches abrió la cuenta, a los 26', Gonzalo Fierro rubricó el 2-0 con un golazo que sorprendió a todos y a los 33', Juan Delgado la tocó a lo crack para descolocar al portero Sebastián Contreras.
No fue necesario sacar cuentas ni estar pendiente de los duelos paralelos de la U (en Chillán) y de Wanderers (en Quillota). Colo Colo hizo el camino corto para inscribir su nombre en el último asalto por la corona, si es que no se llega a una final.
Es cierto, Cobreloa perdió todos los quilates del equipo que siempre ha sido protagonista, del que se paraba de igual a igual ante el conjunto de Macul, el rival que más odia en términos deportivos. Fernando Vergara llegó a hacer milagros a la banca de los nortinos, pero se quedó en el intento. Su escuadra, más allá de alguna osadía de José Luis Jiménez o Gabriel Méndez, no tiene nada que ofrecerle al torneo. Por lo visto ayer en el Monumental, merece el descenso. Lo único bueno es que todavía le queda hasta mayo del próximo año para revertir lo que parece inevitable.
El segundo tiempo, de hecho, estuvo demás. Los fanáticos desde la galería, más que estar atentos al juego, posiblemente seguían por la radio la suerte azules y porteños. Los goles de la U y de Wanderers dolieron mucho más que cualquier ataque anaranjado. Y claro, en la cancha la expresión de lucha era nula.
Fierro, el más parejo del terreno, tuvo dos ocasiones para anotar su segundo tanto de la tarde. Contreras le dijo que no. Finalmente, la mayor cuota de emoción llegó a los 74 minutos, con el penal de Sebastián Roco a Jaime Valdés. Dicha tensión, sin embargo, no llegó por la oportunidad del 4-0, sino por la pequeña discusión entre Felipe Flores y el propio Pajarito por ejecutar la falta máxima. Ganó Valdés, el designado desde la banca, y el delantero quedó muy molesto. Lo manifestó lanzándole el balón al suelo, con un dejo de desprecio.
Valdés dejó atrás el debate y aumentó la diferencia, mientras Tapia celebraba prudentemente desde un costado de la cancha. El entrenador colocolino ya debe estar pensando en el partido de la última fecha. Visitará la casa de Wanderers, los sublíderes, que también sueñan con la corona y están obligado a ganar.
El adiestrador sabe que no será fácil. Y sólo espera que Esteban Paredes y Juan Delgado estén recuperado para la jornada del próximo sábado. El delantero y máximo artillero del campeonato sufrió un tirón en la pierna izquierda al querer definir a los 40 del primer tiempo. De inmediato pidió el cambio. Delgado, en tanto, se retiró a los camarines en el descanso, con un botín en la mano y apoyado en el hombre de un miembro de la banca.
El descuento de Reinoso sólo hizo más decorosa la derrota loína. Colo Colo celebró un triunfo fundamental. Ahora sólo se enfoca asegurar la corona o una posible final en la fecha final. Ahí sí que reinarán los nervios, no como ayer en el Monumental.