En mayo, Colo Colo daba por iniciada la búsqueda de un refuerzo no convencional. El directorio que encabeza Aníbal Mosa consideraba prioritaria la llegada de un director deportivo, una figura que es utilizada por los grandes clubes europeos y que cumpliría con un objetivo fundamental: descomprimir la presión que reciben los principales propietarios de Blanco y Negro como consecuencia de sus decisiones deportivas. Era el gran fichaje previsto del semestre.
En esa oportunidad, también, se definió el perfil para el puestos: se buscaría una persona que tuviera una alta identificación con el club, que fuera altamente reconocible para los hinchas y que tuviera un buen manejo con los medios de comunicación. El nuevo 'fichaje' relevaría de esa función a Fernando Carvallo, quien en abril de 2015 asumió como presidente de la Comisión de fútbol, aunque su opinión nunca fue plenamente escuchada.
Hoy, en Macul admiten que la búsqueda pasó a segundo plano. Que ya no es prioridad aunque, de reojo. se siguen explorando candidatos. Por estos días, la atención la concentra la conformación del equipo. Esta noche, los albos se medirán con Unión Española, a las 22 horas, en el Monumental, una nueva oportunidad para que José Luis Sierra engrane sus nuevas piezas: Valber Huerta y Ramón Fernández. Ya está resuelta la llegada del delantero uruguayo Octavio Rivero y se sumará un volante mixto para completar la plantilla. Es decir, sin el funcionario que buscaban, los albos pudieron potenciar su contingente.
De hecho, internamente destacan que se respondió a todos los requerimientos del Coto. "Huerta y Fernández siempre han sido aspiraciones suyas. Y a Octavio Riveros lo pidió específicamente, porque lo venía siguiendo desde O'Higgins", dice un directivo.
La lista de candidatos fue amplia. Uno de los nombres que más seducía a la dirigencia era el de Luis Bonini. Llamaba la atención por su liderazgo, sus contactos y su cercanía con Marcelo Bielsa. Esos mismos factores fueron los que lo llevaron a Universidad de Chile como el asesor más influyente que tendrá Sebastián Beccacece en la nueva oportunidad que recibió de parte del directorio de Carlos Heller.
Después de ese revés ante el archirrival, la exploración se transformó en un auténtico casting. El análisis incluyó nombres como Marcelo Espina, Luis Mena, Miguel Ramírez, Roberto Rojas y Pablo Contreras, figuras que cumplían con el requisito de estar ampliamente identificados con el club. Todos fueron capitanes y campeones. Sólo el Cabezón no se formó en Pedreros, pero logró un alto reconocimiento en el club, en el que consiguió cuatro títulos en torneos nacionales.
Espina era, ante la imposibilidad de contar con Bonini, la alternativa que más seducía. De hecho, además de haber sido técnico en 2005, brindó asesorías a ByN desde Argentina. Sin embargo, una vez consultada su predisposición, no le llegaron a concretar una propuesta. Y al final la gran apuesta del semestre, el puesto que parecía esencial, pasó de largo. Del casting al olvido.