La peor semana del año de Colo Colo, con eliminación de Copa Chile incluida y un empate con Ñublense que los alejó a cinco puntos de la U, dejó en claro que los problemas que se vienen arrastrando fuera de la cancha terminaron afectando al equipo. Pero al mismo tiempo, desnudó una situación que ya se venía apreciando en los últimos días, y que tenía relación con el verdadero enfoque del plantel.

Todo lo ordenado que parecía el camarín en el primer semestre, mutó a una realidad impensada. Referentes más preocupados de conseguir mejoras económicas, un técnico más atento a las críticas de los directivos que a recuperar el vuelo futbolístico que tuvo en el Clausura y jugadores propensos a declaraciones para dejar contenta a la galería, empezaron a torcer el camino. El equipo casi invencible comenzó a tropezar seguido y a desenfocarse del gran objetivo.

En ese sentido, no deja de llamar la atención la insistencia con que los jugadores albos se han referido a la U, y principalmente a su estilo de juego, de cara al Superclásico programado para el 19 de octubre. Todo aquello los hizo desatender sus obligaciones más inmediatas: Universidad de Concepción por Copa Chile y Ñublense. Y lo terminaron pagando caro.

Los resultados están a la vista. Después de autoadjudicarse el título de "el equipo que mejor juega al fútbol por lejos en este torneo", según voz de Emiliano Vecchio y Gonzalo Fierro. Colo Colo recibió tres goles en Talcahuano y no pasó de un empate sin goles en Macul.

Incluso, antes de enfrentar a los chillanejos, en el cuadro albo ya estaban hablando del viaje a la Octava Región para enfrentar a los del Campanil, como si lo del domingo fuera un simple trámite. Al punto que Héctor Tapia decidió no arriesgar a Jaime Valdés, aunque si se trataba de un partido definitorio, sí lo hacía jugar. La apuesta no resultó

Los malos resultados evidentemente que le dieron otra connotación a los problemas que ya se venían arrastrando en el camarín. Lo de Esteban Paredes y su berrinche la semana pasada, le costó muy caro al club. Y la insistencia de Héctor Tapia por refuerzos millonarios, antes que completar una plantilla que tenía desequilibrios evidentes en su conformación, le terminó pasando la cuenta. El domingo debió recurrir a dos juveniles, que entre ambos no sumaban diez partidos completos en Primera División, para torcer la historia. Algo muy complejo.

"Hoy no nos toca tener una gran recambio. Tenemos jóvenes que deben madurar", reconoció Vecchio en declaraciones a Radio Cooperativa, reabriendo un debate que el propio Tapia intentó acallar durante mucho tiempo señalando que tenía un gran plantel.

Pese a este escenario complejo, Tapia y sus dirigidos están convencidos de que aún están a tiempo de recuperar el paso. Pero para ello deben solucionar sus problemas, asumir las falencias y principalmente, enfocarse en el objetivo inmediato. Si no, pasará lo de la última semana, cuando tenían la cabeza en cualquier lado.