"Métanse en el partido", le gritaba a su defensa el arquero Justo Villar. Iban 50 minutos del segundo tiempo y Colo Colo ganaba 1-0, pero sufría demasiado con los ataques de Unión La Calera. Los cementeros llegaban con llamativa facilidad al arco defendido por el portero paraguayo, que perdía la paciencia con su zaga.

Pese a la ventaja, el elenco de la Quinta Región era superior al Cacique. De hecho, las mejores ocasiones se las creó el cuadro local en los primeros minutos. Incluso, el volante Jaime Valdés salvó el gol rojo al sacar un balón de la línea, prácticamente. La suerte parecía estar del lado de los albos.

De hecho, en la primera llegada clara de los dirigidos de Héctor Tapia llegó la apertura del marcador. A los 26', Esteban Paredes habilitó a Gonzalo Fierro y el capitán albo definió ante la débil salida del meta Lucas Giovini. La ventaja era inmerecida, debido a las zozobras que Christian Vilches y Julio Barroso habían pasado en el bloque posterior.

Lejos de aminorarse, el cuadro de Angel Pereyra siguió machacando. Y encontró su premio a los 28', cuando el árbitro Carlos Ullos cobró como penal una falta del zaguero argentino sobre Leandro Benegas. Sin embargo, la principal arma ofensiva del elenco cementero elevó su lanzamiento. Otra vez la suerte parecía estar del lado de los albos.

Ni siquiera con esa alerta reaccionó Colo Colo. Parecía que el equipo albo se hubiese quedado en el Monumental, aún viviendo el Superclásico ante Universidad de Chile. A los 32', Jean Paul Pineda remató en el área, pero el balón fue directo a las manos de Villar. Un minuto después, fue Luis Casanova quien tuvo el empate, pero su remate se fue apenas desviado.

Una lesión de Giovini más los barristas albos subidos en la reja obligaron a Ulloa a dar siete minutos de descuento. En ese lapso, el dueño de casa se creó buenas chances, como había sido la tónica.

El segundo tiempo empezó igual, con Calera presionando y dejando en evidencia las falencias defensivas de la visita. A los 47', nuevamente Benegas tuvo la igualdad, pero su disparo se fue rozando el palo.

Hasta que vino la expulsión de Hugo Bascuñán a los 58', por un manotazo sin sentido a Felipe Flores, justo cuando parecía que los rojos empataban en cualquier momento. Ahí se acabó el partido, porque diez minutos después Paredes sentenció el partido luego de un centro preciso de Flores.

El local intentó, pero con uno menos se le hizo imposible. Por fin Villar respiró y ya no tuvo que aleonar tanto a sus compañeros. Los albos controlaron el balón y Tapia celebró una victoria que todavía los mantiene al acecho de la Universidad de Chile. El Cacique no jugó bien, pero la suerte estuvo de su lado. La suerte del campéon dicen sus hinchas. Habrá que verlo.