Un tiempo regaló Colo Colo. De nuevo. Un tiempo entero sin exigir siquiera una vez al portero rival. Lo triste es que en el campeonato chileno los albos se pueden dar ese lujo frente a equipos como la Universidad de Concepción, más preocupados de alejarse del descenso que de ser protagonistas. Escuadras con argumentos mínimos, apegados a un libreto, pero incapaces de reaccionar cuando los sacan del escenario de confort.
Así, en un partido que para el Cacique se inició en el segundo tiempo, los pupilos de Pablo Guede recuperaron la punta del Clausura al imponerse por 3-0. Lejos de una jornada brillante, pero suficiente para aprovechar el tropiezo de Deportes Iquique al mediodía.
La banca colocolina ha tenido que rearmar una y otra vez su oncena ideal, producto de las lesiones que persiguen al club. En el Monumental, Guede inventó una línea de tres, con Fernando Meza como último hombre (flanqueado por Felipe Campos y Gabriel Suazo). Abrió a Gonzalo Fierro en la zona media y apostó por Brayan Véjar por la izquierda. No es excusa, sin embargo, para el pobre nivel del primer tiempo, porque en labores creativas y de ataque, el cuadro popular contó con sus nombres habituales. Los de primera plana.
¿Qué pasó entonces? Una mezcla de falta de ideas del local y un colectivo defensivo muy disciplinado de parte de los penquistas. Jaime Valdés, impreciso; Ramón Fernández, inexistente; Paredes y Rivero, desconectados, aislados también. Salvo alguna bravata, un amague de golpe, Colo Colo simplemente no provocó una llegada de peligro real para el portero Cristian Muñoz. Y con los penquitas sin la ambición de ir por algo más, el cero a cero del primer tiempo se firmó con un aplauso tímido, un bostezo y los reclamos de la afición local. Fome, muy fome.
Todo cambió en el complemento. De entrada el nuevo líder mostró otra cara. A los 49', Paredes pifió con la derecha y a los 52', Pajarito Valdés le dio el gol a Rivero, quien en la embestida marcó el gol con el muslo y la mano.
La cifra, como casi siempre sucede en estos caso, derrumbó al más débil. La UdeC se hundió y la sentencia llegó a los 58', con otro pase preciso de Valdés, que recepcionó Rivero y que terminó con Paredes anotando a un metro del arco. Festejo total y olor a goleada. Porque los sureños no estuvieron ni cerca de amenazar el triunfo del Cacique, rubricado cerca del cierre por una definición exquisita de Paredes, quien llegó a ocho goles en la tabla de artilleros, que sigue dominando.
Fue poco, es verdad, pero a esta altura del Clausura a los albos posiblemente sólo les interesa asegurar su condición de líderes. La obligación en el Monumental es ganar el título y tanto Guede como sus dirigidos lo tienen más que claro.