En la película Reality bites (de 1994, que acá se tradujo acertadamente como La dura realidad), Winona Ryder grababa a sus amigos en situaciones cotidianas y luego armaba un documental de "telerrealidad" y se lo presentaba a un canal de TV.
Los ejecutivos terminaban editando lo que les daba la gana, sacaban imágenes de contexto y les agregaban efectos visuales. La "creadora" terminaba llorando por lo que habían hecho con su "obra". Perdida. Cara y sello: la gente corrió a los cines a ver Slumdog millionaire, pero cuando salió la noticia de que algunos niños que actuaban en la ganadora del Oscar vivían en la miseria, muy pocos empatizaron. Demasiada realidad.
Si lo que manda actualmente en la televisión chilena y mundial son los reality shows y los docureality, entonces la gente quiere sintonizar con verdades a medias. O, mejor dicho, con mentiras que parecen verdaderas. Con programas que parecen ser "realidad", aunque en rigor sean un "show de realidad".
En Pelotón, por ejemplo, todo fue a medias tintas: parejas que parece que tenían sexo, modelos que parece que no eran tan ignorantes, amores que parece que iban en serio, personajes que parece que eran divertidos.
El programa arrasó. Y cuando los concursantes salieron del encierro, mataron la "ilusión": en verdad no eran amores tan profundos, ni eran tan simpáticos ni tan inteligentes, porque lejos de la mano del productor Nicolás Quesille, dejaron de ser personajes y se convirtieron en simples mortales.
En los años 80 lo que arrasaba en la TV chilena eran los estelares y los programas de concursos, porque las mentiras que parecían verdaderas las daban en los noticiarios. Ahora la moneda se dio vuelta porque, entre crisis económica e inseguridad ciudadana, seguramente los televidentes ya están hartos y, qué mejor, un poco de realidad suavizada.
Lo curioso es que mientras en Chile Pelotón se anota como el segundo reality más visto desde que se instaló el formato, en 2003, afuera lo que arrasa no son los formatos de gente que se encierra con el único fin de volverse famosos y luego lanzarse a hacer eventos discotequeros.
Al contrario, los que arrasan en la sintonía en Estados Unidos y Europa son los de gente que quiere ser algo en la vida: modelos (America's next top model), diseñadores de ropa (Project runway), diseñadores de interiores (Top design), cocineros (Top chef) o cantantes (American idol), por nombrar algunos.
Un dato revelador no de la TV chilena (que ha intentado instalar algunos de esos formatos en la pantalla local, con escaso impacto), sino de lo que los televidentes quieren ver en estos momentos. Para bien y para mal, la dura realidad es que tenemos lo que queremos.