Me ha empezado a invadir esa sensación de que se nos va una época. De que se está terminando la era de la canción comprometida, de la que nació en los 60, en esa época maravillosa con los Beatles y Violeta Parra.
La época de los autores. La época en la que había que cantar fuerte y con mucha claridad. Y cuando pienso en eso se me aparece la Mercedes, una de las cantantes más preclaras en cuanto al tono que había que manifestar para dar cuenta del descontento, del dolor, frente a las graves cosas que estaban pasando en nuestros países. Mercedes no fue autora, no creó canciones, pero se ubica entre las grandes intérpretes del continente.
Porque la "negra" tenía esa cualidad enorme de hacer propias las canciones de otros, aunque nunca se le hubiera ocurrido atribuirse la autoría de algunas de ellas. Ella sentía el deber de mencionar con inmenso cariño a los autores de las canciones que estaba a punto de interpretar.
Por eso era como la madre de todo el mundo, porque tenía ese tono maternal cuando hablaba de los músicos que habían compuesto las melodías que ella cantaba. Era una cosa muy tierna. Como cuando te daba esos abrazos gigantescos, cada vez que se topaba contigo o caminabas con ella por Buenos Aires, por ejemplo, y la gente la saludaba con cariño. Porque ella sacaba la voz y lo hizo cuando pocos se atrevieron a hacerlo.