El "combate contra las nubes" mediante cañones antigranizo en Argentina ha desatado una verdadera tormenta entre los productores frutícolas, que buscan proteger sus plantaciones, y los agricultores y ganaderos vecinos, que consideran que estos aparatos producen sequía.
Esta "batalla" lleva unos años pero ha escalado de tal modo que en los próximos días se convertirá en un asunto que tendrá que dirimir la Corte Suprema argentina.
Los productores agropecuarios de las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Río Negro (en el centro y sur del país) presentarán ante el Supremo una acción de amparo ambiental contra el uso de los cañones antigranizo en el área del valle del río Colorado, zona de producción de manzanas, peras, cerezas y melocotones.
Los cañones, instalados en esta zona en 2005, funcionan a gas y generan explosiones a repetición cuando se avecinan las nubes.
La onda expansiva hace vibrar las nubes y rompe el granizo, que finalmente cae en forma de lluvia.
"Lo que sucede en realidad es que las nubes, al ser golpeadas, se rompen y se disipan y entonces no llueve. En los lugares donde se utilizan estos aparatos, a la redonda hay un anillo de sequía", explicó Edgar Kronemberger, productor ganadero de Algarrobo, en el sudoeste bonaerense, quien lidera la cruzada contra estos instrumentos.
Aunque no ignoran otras causas de la desertificación que vive la zona, como el cambio climático global y el desmonte de la flora natural, cerca un millar de productores agropecuarios cree que la notable disminución de las precipitaciones en el área desde 2005 está relacionada con el uso de los cañones antigranizo.
"En los últimos cinco años hemos perdido todo", se lamentó Kronemberger, quien precisó que sólo en Caleu Caleu, uno de los departamentos pampeanos afectados, se perdieron en los últimos cinco años 200.000 cabezas de ganado vacuno por la sequía.
Según el abogado Manuel Sáez, que hará la presentación ante la Corte, los códigos provinciales sobre uso de agua reglamentan incluso la utilización de los recursos pluviales por lo que los productores frutícolas deberían solicitar autorización para usar los cañones antigranizo.
"Para los frutales, utilizan agua de riego, por lo que no necesitan agua de lluvia y combaten las nubes como si fueran una maldición, pero no contemplan que el uso extendido de los cañones altera el clima", aseguró Sáez.
El letrado reconoció que es "difícil" determinar la relación causaefecto entre la acción de los cañones y la sequía, pero se preguntó por qué no puede ser posible este nexo si, tal como postula la teoría del caos, "el vuelo de un mariposa en el mar de la China puede ser la causa de un huracán en el Caribe".
Lo cierto es que la efectividad de estos artilugios para evitar el granizo es cuestionada por diversos estudios internacionales.
"No recomendamos el uso de los cañones porque su efecto no es comprobado en el combate del granizo", dijo Miguel Ángel Tassara, experto del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria que trabaja en el Alto Valle de Río Negro.
Según Tassara tampoco hay evidencia de que el uso de estos aparatos tengan efectos sobre la sequía.
"Los expertos dicen que los cañones no sirven para nada. Pero en realidad, desde que los usamos, no han caído piedras. Tal vez es una creencia, pero por las dudas los utilizamos", dijo el presidente de la Cámara de Productores Agrícolas de Río Colorado, Rubén Pérez.
A su juicio, aunque los cañones estén prendidos, llueve de todos modos, por lo que no se les puede culpar de la sequía.
Pérez admitió que no han pedido autorización para fabricar y utilizar los cañones, pero recordó que en el valle del río Negro se usan desde hace tres décadas. "Al parecer no están prohibidos porque se están usando allí", agregó.
En otras regiones de Argentina también se combate el granizo, aunque con otro método. Por ejemplo, en la provincia de Mendoza (oeste), la mayor productora vitivinícola del país, se usa la "siembra de nubes", con aviones o cohetes que llevan hasta las nubes yoduro de plata, elemento químico que evita la formación de granizo de gran tamaño, que destruye las plantaciones.