Fuma y fuma de espaldas al público. Descubre su torso, fija la vista en el cielo e intenta cantar algo que no se logra escuchar. Tricky (41) lleva tres canciones sobre el escenario y nadie ha podido oír su voz. Simulando un estado de trance, se lanza al público.

Su banda sigue tocando mientras el hombre de Bristol recibe besos, abrazos y posa para fotos en medio de la cancha del Teatro Caupolicán. Luego de un rato,  vuelve al escenario y recibe una ovación por su rol fundamental en el origen de lo que la industria llamó trip hop y que él califica de invento.

Tricky podría haber seguido en medio del público y la historia no hubiese sido tan distinta. Porque la noche del sábado Adrian Thaws fue un espectador más de su propio show. Tristan Cassel-Delavois (guitarra), Garteh Bowen (teclados), Pete Clements (bajo), John Maiden (batería) y la cantante Francesca Belmont fueron los encargados de sacar adelante su eléctrico debut en Chile, que poco y nada tuvo de esa sutil electrónica que lo hizo famoso.

Su sólida banda navegaba entre un intenso heavy metal y rock de matriz clásica, mientras Tricky animaba a sus incondicionales con una pose atormentada y contados intentos por sacar su maltratada voz.

Lo hizo en Council state y el teatro hirvió tanto como en el tremendo cover de Ace of spades, de Motörhead, que Tricky celebró en el escenario junto a unos 50 fanáticos. Como uno más. Como un invitado a su propia fiesta. Como el actor secundario que injustamente se lleva los aplausos.