No es tan trivial lo de Panic! at the Disco (Las Vegas, 2004). Es cierto que sus canciones se parecen a muchas otras canciones y que da la idea de haberlos visto mil veces en esos videos que son todos iguales en MTV y que es una de esas tantas nuevas bandas que tienen en mente al nuevo referente del nuevo rock americano que es The Killers.
En breve, que se parecen a mucha gente, que es poco lo que los distingue del lote. Pero por lo que muestran en vivo o, más bien, por lo visto anoche en el fervoroso concierto que dieron en el Movistar Arena (ante unas tres mil personas), queda claro qué es lo que tienen a favor como para despuntar en un mundo plagado de replicantes: oficio, carisma y ganas de comerse el mundo.
Como suele pasar en grupos de este perfil, más bien adolescente, que mezcla rock y pop por partes iguales, que busca resolverlo todo en dos minutos y medio, Panic! at the Disco es una banda de nicho. Que tiene fanáticas que visten sus poleras y que se saben todas sus canciones.
Todas. Lo de ayer no fue precisamente masivo (el escenario tuvo que ser montado casi en la mitad del recinto para disimular la baja convocatoria, en un lugar que puede recibir a 14 mil personas), pero nadie podría cuestionar que tuvo emoción desde el primer minuto. Precisamente por ese público que secundó en temas como Camisado y Time to dance, y que puede hacer que bandas como esta superen la anécdota.