Dominique Strauss-Kahn, el ex director del FMI a quien se señalaba como futuro presidente de Francia antes de ser acusado por una camarera de hotel de agresión sexual en 2011, será juzgado a partir del lunes en otro caso por supuesto proxenetismo.

Strauss-Kahn, de 65 años, que evitó un juicio con la camarera Nafissatou Diallo después de que se retiraran los cargos, se arriesga a hasta 10 años en prisión y a una multa de hasta 1,5 millones de euros si es condenado en un juicio en Francia.

Los jueces instructores que enviaron a Strauss-Kahn a juicio junto a otras 13 personas argumentan a que el ex funcionario internacional sabía que estaba tratando con prostitutas cuando participó en fiestas sexuales en París, Lille y Washington entre 2008 y 2011, dijo a Reuters una fuente judicial.

Se le acusa de "proxenetismo con circunstancias agravadas".

Los abogados defensores de Strauss-Kahn han negado rotundamente esas acusaciones, argumentando que nunca mantuvo en secreto su inclinación por las fiestas sexuales, pero que no estaba al tanto de que las mujeres presentes fueran prostitutas y que no tuvo ningún papel organizativo esencial.

El abogado defensor Richard Malka dijo por teléfono que no tenía nada que añadir sobre la apertura del juicio en la ciudad de Lille, en el norte del país. El tema se conoce como el Caso Carlton, que hace referencia al hotel de Lille que habría sido  el centro de una red sexual.

Strauss-Kahn, que destacó como ministro de Finanzas del Gobierno socialista francés a fines de los años 90, se convirtió en uno de los dirigentes más influyentes del mundo en 2007 como director del Fondo Monetario Internacional, un prestamista internacional que tiene un papel fundamental en el rescate de las economías en problemas.

Su carrera terminó en mayo de 2011, cuando el mundo fue testigo de imágenes en directo del entonces jefe del FMI escoltado y esposado en Nueva York después de las acusaciones de la camarera del hotel Sofitel.

Strauss-Kahn, que se preparaba para la carrera a la presidencia francesa y contaba con una gran ventaja en las encuestas de opinión antes de las elecciones de 2012, dimitió de su cargo en el FMI. La abrupta caída en desgracia destruyó sus ambiciones políticas, dejando el camino libre a François Hollande.

Desde su regreso a Francia, Strauss-Kahn se separó de su mujer, la famosa periodista Anne Sinclair, conoció a una nueva pareja e inició una carrera en el sector de las inversiones privadas.