A principios de junio, los 11 socios internacionales de la Organización Telescopio Gigante Magallanes (GMTO) anunciaron la aprobación del financiamiento de 500 millones de dólares para la construcción del telescopio óptico más grande del mundo, a ser ubicado en el norte de Chile. Y hoy, sólo cuatro meses después, se da inicio a las obras con la puesta de la primera piedra en el Observatorio las Campanas en el Desierto de Atacama a 2.500 metros de altura.
Cuando comience sus primeras operaciones el año 2021, el Telescopio Gigante de Magallanes (GMT) será el telescopio más grande del mundo, permitiendo que Chile sea la ventana para la observación del Universo, con un 70% de la capacidad disponible. De acuerdo a los cálculos, se espera que el GMT produzca imágenes con una nitidad diez veces mayor que la del Telescopio Espacial Hubble, y con varios avances significativos en comparación a los más grandes telescopios ópticos actuales. Estará albergado en una cúpula de 22 pisos de altura, con un espejo primario de 25,4 metros formado por siete segmentos de 17 toneladas de peso y 8,4 metros de diámetro, captando más de seis veces más cantidad de luz. Los espejos, fabricados en la Universidad de Arizona, serán pulidos con una precisión de 25 nanómetros o una millonésima de pulgada, y uno de estos espejos ya fue pulido de acuerdo a estas estrictas especificaciones, mientras que otros tres están siendo procesados y el resto será de uno por año. "Se ha requerido de una enorme cantidad de trabajo en la fase de diseño del proyecto y del desarrollo de los espejos gigantes, que son el corazón del telescopio. Los mayores retos técnicos ya han sido dominados y esperamos poder juntar los componentes del telescopio en la cima de la montaña", señaló Patrick McCarthy, Presidente interino de GMTO.
Retroceder en el tiempo
Gracias a su potencia, el telescopio permitirá abordar preguntas clave de la cosmología, astrofísica y el estudio de los planetas fuera del Sistema Solar, revelando los misterios de los agujeros negros, nuevas estrellas y planetas similares a la Tierra, así como visualizar los objetos más débiles del espacio, las galaxias antiguas y encontrar "la primera luz del universo", generada por el Big Bang hace 13,8 mil millones de años.
Sin embargo, el GMT, que comenzará sus primeras operaciones el año 2021 con los primeros espejos para alcanzar su capacidad total dentro de la próxima década, tendrá el título de el más grande sólo por un tiempo y competirá con otros proyectos similares. Para 2022 en el Cerro Pachón de Coquimbo se espera al Gran Telescopio para Rastreos Sinópticos (LSST por sus siglas en inglés), con la cámara más grande del mundo, de 3,2 gigapixeles. El mismo año, iniciará sus operaciones el Telescopio de Treinta Metros (TMT) del volcán Mauna Kea en Hawai, que ubicado a 4.205 metros, tendrá 492 espejos de 1,4 metros, y ayudará a visualizar la formación de estrellas y planetas con mayor resolución. Más adelante, en 2024, comenzará sus operaciones el E-ELT (Telescopio Europeo Extremadamente Grande) del cerro Armazones en Antofagasta, perteneciente al Observatorio Europeo Austral (ESO), con un espejo de 39 metros de diámetro constituido por 800 espejos de 1,5 metros cada uno.
Otros beneficios
Mario Hamuy, Director Instituto Milenio de Astrofísica, Académico del Departamento de Astronomía FCFM Universidad de Chile y Premio Nacional de Ciencias Exactas 2015, señala que a pesar de los proyectos venideros y tal como ocurre hasta hoy, los científicos chilenos mantendrán su 10% de tiempo reservado a observación astronómica, y que por ahora "solamente somos el pais anfitrion para recibir a estos telescopios". Aún así, el experto afirma que en el futuro, quizá sea oportuno revisar los acuerdos existentes, ya que Chile demanda un 30% de los telescopios disponibles instalados en el país, y sólo tenemos un tercio de tal cantidad. "Chile tiene bastantes mas proyectos que tiempo de telescopio disponible, y en principio podriamos aspirar a tener un mayor tiempo de observacion en beneficio de la comunidad local", afirma.
Además, Hamuy apunta a que Chile hoy ha disminuido su inversión en ciencia y tecnología. "El presupuesto para 2016 es apenas un 3% superior a 2015, siendo que el presupuesto nacional aumentó un 6%. La torta dismunuye con respecto al esfuerzo que hace Chile por desarrollarse, por lo que parece una manera muy miope de ver el futuro", señala.
Los beneficios de este tipo de proyectos van más allá de la observación astronómica. Jorge Ibsen, Director del Departamento de Computación del Observatorio ALMA, asegura que la instalación de éstos y los otros futuros telescopios en Chile requerirán del desarrollo de centros de almacenamiento, proceso y clasificación de datos en la región, empujando a áreas como la sismología, vulcanología o biodiversidad, que también se convertirán en productores masivos de datos.
Sólo en relación a la astronomía, se estima que ALMA produce alrededor de 250 Terabytes por año y operará por al menos 30 años. En comparación, el LSST, que operará unos 10 años una vez que este en funcionamiento en 2019, generará del orden de 10 Petabytes (1 PB corresponde a 1000 TB) al año digitalizando el cielo aproximadamente cada tres días. En la actualidad se procesan en Chile una fracción de 1 PB por año en datos astronómicos. Para el año 2025, se espera que la cifra llegue a varias decenas por año, sin considerar la información producida en otros sectores científicos, sociales e industriales.
El manejo de estos grandes volúmenes de datos será abordado en el XI Seminario Internacional "Big Data: El valor de la información, que organiza Fundación Copec-UC, que este martes 17 de noviembre se desarrollará en Casa Piedra.