El 23 de agosto de 2013, el entonces director del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Juan Eduardo Coeymans, en una concurrida conferencia de prensa, anunció la conformación de una comisión internacional de expertos para evaluar la validez del cuestionado Censo 2012.
La comisión, sugerida por el Banco Mundial y la Comisión de Estadísticas de la Unión Europea (Eurostat), quedó integrada por Roberto Bianchini, Griffith Feeney y Rajendra Singh, la que tres meses más tarde concluyó que el censo era técnicamente válido. "El Censo de Población y Vivienda 2012 va a entregar información para muchos propósitos, para los cuales se usa el censo por lo general", justificaron en su informe, añadiendo que las tasas de error de captura de datos fueron de 0,14% para las viviendas y de 0,29% para datos de personas, lo que es un margen razonable y no inhibe el uso de las estadísticas.
Sin embargo, una segunda comisión, esta vez formada por expertos nacionales, invalidó los resultados y concluyó que no se podían utilizar.
Siguiendo las recomendaciones de la comisión local, la actual administración del INE, encabezada por Ximena Clark desestimó la validez de la comisión foránea y anunció la realización de un nuevo censo abreviado para el año 2017.
Consultados por La Tercera, los tres expertos internacionales declinaron referirse al tema. A través de correos separados, aunque idénticos, señalaron que "las conclusiones de la comisión internacional (refiriéndose a ellos) fueron presentadas en el Informe de la Comisión Internacional sobre la Población y Vivienda de 2012 Chile, entregado al INE el 22 de noviembre de 2013. No tenemos nada que añadir a lo que se presenta en el informe", escribieron.
Inapropiado
Consultados sobre cómo dos comisiones (la internacional y la nacional) pudieron llegar a conclusiones tan distintas, sólo afirmaron no tener información sobre los acontecimientos ocurridos desde la publicación de su informe. "Por tanto, sería inapropiado para nosotros intentar responder preguntas sobre estos acontecimientos", escribieron.
Tampoco quisieron responder a consultas sobre si no les llamó la atención cómo el índice de masculinidad del país (número de hombres por cada cien mujeres) estuvo inexplicablemente muy lejos de las mediciones anteriores.